Vaya paradojas: el Viernes Santo una banda satánica hará un exorcismo. La presencia de los Rolling Stones en La Habana es el mayor desagravio que se haya hecho a las décadas de prohibición del rock en Cuba, cuando el género era uno de los símbolos de lo que se llamaba “diversionismo ideológico”.
Mick Jagger en Cuba, en septiembre pasado. Imagen de su cuenta de Twitter
Generaciones enteras de cubanos conocieron a los Stones y al rock universal en casetes llegados del exterior, que se escuchaban sólo en la intimidad de la recámara.
Durante los años sesenta, setenta y bien entrados los ochenta, igual que usar jeans de marca estadunidense y el pelo largo, escuchar aquella música era sinónimo de haberse pasado al campo enemigo.
El tiempo, el cambio de coordenadas mundiales y en la propia isla y la tenacidad de algunos, debilitaron esas amarras.
Una de esas tenaces es María Gattorno, que desde finales de los ochenta impulsó el rock en un modesto centro cultural, donde cobijó a decenas de jóvenes que hasta entonces sólo habían encontrado hostilidad oficial.
El lugar se llamaba Casa de la Cultura Roberto Branley, pero todo el mundo lo conocía como El Patio de María.
María y su Patio lograron durante un tiempo lo que parecía imposible, conciliar el interés de los rockeros con una institución estatal… hasta que las autoridades lo cerraron en 2003, sin explicación conocida.
En 1990 un grupo de músicos, sin apoyo oficial, pero con respaldo de los vecinos, hizo un concierto de homenaje a John Lennon en un parque del barrio del Vedado.
Diez años más tarde, en ese parque se colocó una estatua del Beatle, que así pasó de la prohibición al bronce.
El tiempo siguió debilitando amarras. Audioslave fue el primer grupo estadunidense de rock que se presentó en Cuba, en 2005. Decenas de miles de jóvenes y veteranos del casete clandestino abarrotaron el entorno de la Tribuna Antimperialista José Martí.
Después fueron Air Supply y Earth, Wind and Fire. Apenas el año pasado estuvo en La Habana el todos estrellas The Dead Daisies.
A estas alturas ya hay una Agencia Cubana de Rock y un escenario fijo, el Maxim Rock, abierto en 2008 como lugar exclusivo para la descarga del género. Una pujante escena de fanzines mantiene la memoria del rock cubano.
Décadas después de ser parte de los proscritos, los Stones tienen la escena lista para la ceremonia.
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