martes, 16 de agosto de 2022

AMLO, Petro y Boric frente a Ortega-Murillo

   

   Tres gobiernos de aparente afinidad, los de México, Colombia y Chile, mostraron el pasado fin de semana posiciones distintas ante Nicaragua.

  Con amplia mayoría, el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) condenó el 12 de agosto la represión en el país centroamericano, en una muestra de que se ha reforzado el reclamo internacional contra Ortega y Murillo.

  La resolución no tiene resultados prácticos, entre otras causas porque cualquier llamado o crítica exterior a estas alturas sólo merece la burla del régimen y porque, además, Nicaragua denunció la Carta de la OEA el año pasado y cesará como miembro en noviembre de 2023. 

   Pero la sesión sirvió para medir la temperatura regional: 27 países condenaron la situación en Nicaragua, sólo uno estuvo en contra (San Vicente y las Granadinas), cuatro se abstuvieron (Bolivia, El Salvador, Honduras y México) y hubo dos ausentes (Colombia y Nicaragua).

   La embajadora mexicana Luz Elena Baños no argumentó sobre el fondo. En cambio criticó a la OEA como espacio por ahora impropio para un “diálogo genuino”, con un secretario general anulado, que “no es un actor confiable”.

   Baños calificó la votación como “una gran simulación que no merece repetirse”. En otras palabras, México ya no toma en serio a la OEA, quizás a la espera de una renovación en algún futuro incierto.

   Pero a continuación la embajadora citó el voto de su país a favor de una resolución del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, del 31 de marzo pasado. Dijo que ahí sí México trabaja “de manera constructiva”.

   Esa resolución es una amplia y detallada reseña de las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua, muestra su “alarma por el retroceso democrático” del país y advierte del “continuo desprecio” de Ortega y Murillo hacia las instancias multilaterales.

   El Consejo aprobó la resolución con 20 votos, incluido el de Argentina entre los latinoamericanos; 20 abstenciones de asiáticos y africanos y siete en contra: Bolivia, China, Cuba, Eritrea, Rusia y Venezuela.


Debut de Petro 


   La reunión del 12 de agosto era el debut del gobierno de Gustavo Petro en una definición hemisférica, pero el lugar de Colombia en la OEA quedó vacío.

   De inmediato no hubo una explicación oficial para la ausencia, pero es posible que se vincule al litigio entre Colombia y Nicaragua por la soberanía marítima sobre una zona del Caribe. A pesar de que hay un fallo de la Corte Internacional de Justicia, su ejecución requiere precisiones y detalles que parecen destinados a una negociación directa entre las partes.

   Además, el 11 de agosto, un día antes de la votación, el recién nombrado embajador colombiano en Managua, León Fredy Muñoz, anunció su designación en Twitter: “Con los vientos del cambio se abren las puertas para que nuestro país vuelva a la hermandad en Latinoamérica (…) El restablecimiento de las relaciones con Nicaragua será una realidad”.




   La embajada de Colombia estaba acéfala desde febrero pasado, después de que Ortega calificó a ese país como un “narco-Estado”.

  En medio de una polémica en Colombia por la inexplicable ausencia, otro embajador recién designado, Luis Ernesto Vargas, sólo empeoró la percepción pública del caso, pues alegó en Twitter que el día de la votación aún no se había acreditado como representante en la OEA, como si todo se tratara de un asunto administrativo.






Chile: la sombra de Pinochet


   Por su parte, el gobierno de Gabriel Boric copatrocinó la resolución de la OEA. Su representante, Sebastián Kraljevich, reconoció que la organización no es hoy lugar de concertación, sino de pura expresión de posiciones “legítimas pero particulares”.

   Convino en que la resolución por sí misma no cambiará nada. “No hay una bala de plata o solución mágica para restituir el imperio de los derechos humanos en Nicaragua”.

   Pero recordó que los presos y presas de Pinochet sentían aliento al saber que la demanda de su liberación recorría el mundo. Sabían que no estaban solos. El voto, dijo el embajador, es una contribución “en algún sentido a la resistencia de un pueblo que vive situaciones tan dolorosamente parecidas a la que vivió nuestro pueblo hace no tantos años”. 



                Sesión ordinaria del Consejo Permanente de la OEA, 12 de agosto de 2022  




sábado, 6 de agosto de 2022

¿Cooperación Cuba-EU por Matanzas?

 El incendio en la base de supertanqueros de Matanzas abrió la puerta para una posible nueva vía de cooperación entre Cuba y Estados Unidos, en medio del conflicto de décadas.

Pasado el mediodía del sábado 6 de agosto, la Embajada de Estados Unidos en Cuba informó que estaba en contacto con autoridades de La Habana por el siniestro. Poco más tarde, el vicecanciller cubano Carlos Fernández de Cossío agradeció “profundamente condolencias y expresiones de ayuda” de personas y organizaciones de Estados Unidos. Dijo que Washington ofreció asesoría técnica, cuyos detalles quedaron en manos de expertos locales. 


 Foco del incendio en la terminal de supertanqueros de  Matanzas, el 5 de agosto de 2022. Foto Periódico Girón


No sería el primer caso de cooperación de emergencia entre los dos países. En 2014 más de 200 profesionales cubanos de salud combatieron el ébola en Guinea-Conakry, Liberia y Sierra Leona, en el oeste africano, junto con sanitarios de otros países, incluso de Estados Unidos, en hospitales construidos por tropas estadunidenses.


La seguridad petrolera, en particular, ya había sido tema de interés común e incluso regional. En 2011, en Nassau, especialistas cubanos discutieron la situación de la zona con colegas de Bahamas, México, Estados Unidos y Jamaica.


Nada era casual. Al año siguiente la española Repsol empezaría a perforar un pozo en aguas profundas cubanas, a la postre sin resultados.


En un acuerdo no escrito, construido con filigrana por el ahora embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar -entonces secretario del Interior de Barack Obama-, Repsol aceptó cumplir con las regulaciones estadunidenses para operar en Cuba.


Ni un bolígrafo en la plataforma de perforación era estadunidense. Ninguna parte de la estructura rebasaba el 10 por ciento de componentes de ese origen.


Parte del entendimiento fue la inspección que especialistas de Estados Unidos realizaron a la plataforma en Trinidad-Tobago, antes de que se instalara en Cuba.


Por supuesto, el negocio de Repsol estuvo en la mira de los adversarios de relaciones entre Washington y La Habana. Sin materia de discusión en términos de la legislación estadunidense, la crítica se dirigió hacia la seguridad petrolera. 


La referencia principal era la explosión y hundimiento en 2010 de la plataforma marina Deepwater Horizon de British Petroleum, al sureste de Louisiana. El pozo se incendió y causó en el Golfo de México el mayor derrame accidental de crudo que se recuerde.


Ya restablecidas las relaciones diplomáticas, Cuba y Estados Unidos acordaron en 2015 cooperar en la reducción de riesgos ante desastres y la prevención y respuesta ante derrames petroleros.



Panorámica de la zona siniestrada en la terminal de supertanqueros de Matanzas, el 5 de agosto de 2022. Foto Periódico Girón


Esos puentes de entendimiento de la época de Obama contrastaron con las dificultades en el gobierno anterior, el de George W. Bush.


En 2001, tras el paso devastador del huracán Michelle por Cuba, Estados Unidos ofreció un equipo de evaluación y ayuda por vía de organizaciones no gubernamentales. La isla declinó comedidamente la oferta, pero quiso aprovechar una ley del año anterior que, dentro de las restricciones estadunidenses, le permitía en forma excepcional comprar alimentos en el país del norte. Esa operación, que iba a ser por única vez, se volvió permanente y ya rebasa los 6 mil millones de dólares.


Ofertas parecidas a la anterior hizo Estados Unidos en años siguientes, siempre en reacción al paso de huracanes sobre Cuba. Pero la isla rechazaba las propuestas en los términos iniciales, para plantear, a su vez, otras fórmulas que implicaban un mejor trato bilateral, como discusiones  sobre prevención de desastres o el relajamiento de la agresión económica, a lo cual  a lo cual Bush siempre se opuso.


Bush también rechazó la oferta cubana del envío de una brigada médica tras el golpe del huracán Katrina en Estados Unidos, en 2005.


Está por verse en qué rango se ubica la posible cooperación ante la tragedia ahora en curso.



La nube contaminante del incendio en Matanzas se extiende hacia el occidente de Cuba. Imagen tomada de la cuenta de Twitter del meteorólogo Elier Pila Fariñas @elierpf





Imagen satelital de descargas eléctricas el 5 de agosto de 2022. Al centro, con mayor intensidad, el fenómeno en Matanzas. Tomada de la cuenta de Twitter del meteorólogo Elier Pila Fariñas @elierpf