Era difícil ir más lejos que el ex presidente Andrés Manuel López Obrador al estirar el criterio para designar personal diplomático, pero la presidenta Claudia Sheinbaum lo logró.
En el ocaso de su sexenio, el 9 de noviembre de 2023, AMLO reconoció que había nombramientos diplomáticos que eran retribución a lo que él consideraba méritos, no necesariamente en política exterior.
Cancillería mexicana
Explicó que nombró embajador en Noruega al ex gobernador de Hidalgo, el priísta Omar Fayad, porque en la explosión de un ducto que causó más de 70 muertos, el 18 de enero de 2019, el entonces mandatario estatal permaneció en el lugar de la tragedia. “A mí me impacta mucho eso”, dijo López Obrador.
También agradeció a Fayad que no interviniera en las elecciones locales de 2022, en las que resultó ganador el candidato de Morena. “El que tiene un acto de congruencia, de dignidad, merece ser reconocido”, dijo el presidente.
¿Por qué usar embajadas y consulados como premios?, le preguntaron a López Obrador. “¿Por qué no, si son servidores públicos?”, respondió. “Ya fueron gobernadores, van a representar a México. ¿Cuál es el problema? Hasta ahora ninguno del servicio exterior ha traicionado a México (…) nunca han estado en contra del gobierno de México” (…) “para ser un buen diplomático se necesita, primero, ser un buen político”.
Además de Fayad, López Obrador nombró a otros ex gobernadores priístas en cuyos estados también ganó Morena. Designó a quien le convenía una embajada de primer mundo para resolver problemas familiares; a quien se hizo notar por gestos de prepotencia. A personas sin carrera diplomática ni política, pero que eran familiares de alguien cercano al presidente o militantes del partido oficial. Hizo jefes de misión a diplomáticos sin el rango correspondiente.
Cónsules generales
Año y medio después, en la conferencia mañanera del pasado viernes 20 de junio, consultada sobre sus candidatos a cónsules generales, que había enviado al Senado, Sheinbaum expuso su fórmula: “Se abrió no una convocatoria abierta, pero sí a personas que quisieran participar, además de los que son parte del Servicio Exterior Mexicano (SEM)”.
Fueron unos 200 aspirantes. “Preguntamos de personas que tuvieran sensibilidad social y que estuvieran dispuestos a generar (…) esta nueva atención” a mexicanos en Estados Unidos. La cancillería hizo un “comité de selección, que tuvo que ver con una serie de puntos, por ejemplo si hablaban inglés o no y también (…) de la experiencia en el trabajo que habían tenido y si conocían qué hacían los consulados”.
De ahí hubo una selección y surgió la lista final, que es “plural” porque no son sólo de Morena, dijo la presidenta. Informó que se reunió con las personas elegidas, les dio instrucciones y “todos estuvieron de acuerdo”. Tuvieron “cursos de formación”. Había muchos más aspirantes pero “no reunían los perfiles”. En la primera tanda de nombramientos van ex funcionarios priístas y de la 4T y un ex comandante de la Guardia Nacional. También algunos del SEM.
Es difícil entender cómo un nuevo equipo consular, mayormente sin experiencia en la carrera ni en el terreno, con la necesidad de invertir de inmediato tiempo valioso en la curva de aprendizaje, podrá desempeñarse con diligencia desde ya, en la situación actual en Estados Unidos.
El Ejecutivo tiene la facultad de nombrar embajadores y cónsules generales, con aval del Senado, pero la ley prevé que tendrá preferencia el personal de carrera y serán excepciones, no la regla, quienes procedan de otra actividad. El “método Sheinbaum”, además de su opacidad, no tiene ninguna base normativa.
El ciclo de rotación de personal del SEM está congelado y ya desde el gobierno anterior están retrasados considerablemente los concursos de ingreso y ascenso. Además, hay vacantes notabilísimas, como la embajada en Brasil, acéfala hace meses. Una falla estratégica en política exterior.
Gilberto Bosques y Vicente Sánchez Gavito, embajadores de México
El personal de carrera, que ha invertido años de estudio y trabajo, y tiene que esperar décadas para llegar a las primeras filas, ahora está marginado, igual que diplomáticos experimentados. Las plazas son abiertamente para premios o compromisos. Un servicio exterior por el que han pasado Gilberto Bosques, Vicente Sánchez Gavito o Alfonso García Robles, vive ahora sus horas bajas.