domingo, 10 de julio de 2016

El 'Hoyo de Dona' sobre la mesa

La guerra fría evitó que Cuba, Estados Unidos y México discutieran razonablemente el aprovechamiento de sus aguas comunes en el Golfo de México.
Durante el gobierno de Jimmy Carter, uno de los más accesibles a un entendimiento con la isla, los tres países establecieron sus límites en la zona, pero quedó pendiente el asunto clave del destino de los recursos submarinos de petróleo y gas.
México y Estados Unidos firmaron en 2012 un acuerdo sobre yacimientos transfronterizos, que regula la explotación del Polígono Occidental, más conocido como Hoyo de Dona. Este es un depósito profundo de hidrocarburos ubicado en los límites marinos de ambos países.

El acuerdo es un marco para la explotación de reservas petroleras a lo largo de la frontera común; describe procedimientos para identificar los recursos, dividir la producción según el tamaño del campo, designar un operador y prever el mecanismo para una eventual explotación conjunta.



                                                         Infografía de La Jornada

Pero hay un Hoyo de Dona oriental, que comprende también el dominio marítimo cubano. Este segundo Polígono de 20 mil kilómetros cuadrados requiere una regulación entre los tres países para explorar y explotar sus depósitos.
La necesidad ha existido durante décadas, pero ahora hay circunstancias que la actualizan: la apertura energética mexicana, el interés de Cuba y Estados Unidos por el área del Golfo y una mayor facilidad para un acuerdo bajo el paraguas de la distensión entre Washington y La Habana. A pesar del incremento de la oferta y la caída de precios, los tres países mantienen en agenda la exploración en aguas profundas.
El punto por fin está en discusión formal, según los anuncios oficiales.