lunes, 21 de marzo de 2016

Obama en Cuba: fondo y forma

Una historia larga se resumió en una mañana. El presidente de la potencia que ha intervenido en varias formas en Cuba rindió homenaje al héroe nacional que impulsó la independencia de la isla.
Obama quiso tomarse una foto con la figura del Che Guevara de fondo.


Obama pidió a su delegación hacerse la foto con el Che de fondo. Foto Ap

Las banderas de los dos países flamearon juntas. El himno nacional estadunidense resonó en el Palacio de la Revolución, lo que jamás había ocurrido ahí en honor de un estadista.
Obama pasó revista militar con los acordes de la Marcha del 26 de Julio, el movimiento que encabezó la rebelión de los años cincuenta contra una dictadura sostenida por Washington.
Luego, en contra de la conjetura que circulaba en medios estadunidenses, los dos presidentes dieron una conferencia de prensa conjunta, algo que muy rara vez ocurre en Cuba.
No son el fondo del asunto, pero esas formas avivan el deshielo.
En sus declaraciones, Raúl Castro y Obama confirmaron que sus gobiernos registran un enorme avance en la reanudación de relaciones, pero con una también enorme y pesada lista de pendientes, el bloqueo económico por delante.
Que tienen coincidencias y también fuertes discrepancias, en particular en el enfoque sobre derechos humanos. Que hablarán con franqueza de este punto, pero no sólo de este punto.
Menos previsible fue la evocación de Venezuela. Castro dijo que “no hubo tiempo” para tratar lo que describió como una “situación de desestabilización que se intenta fomentar” en ese país, cuyo desenlace sería “contraproducente” para el hemisferio.
Obama dijo que “toda la región está interesada” en el caso, que había que responder a las “aspiraciones de ese pueblo”.
Aunque fuera de pasada, pusieron a Venezuela en la agenda regional. 

                               Terminando la conferencia de prensa. Foto Ap

Al final, Castro le alzó la mano a Obama.
En fondo y forma, en tonos y gestos, el hielo se sigue derritiendo.









domingo, 20 de marzo de 2016

Bienvenidas a Obama


Miguel Ángel Morales Menéndez, de 41 años, puso un restaurante en la misma casona en la que vivió su familia durante cuatro generaciones, a un lado de la Catedral de La Habana. 
Se llama La moneda cubana, igual que la antigua tienda-bar que tuvo el abuelo de Morales durante décadas, muy cerca de donde más tarde surgió otro negocio similar, La bodeguita del medio.
La estatización de los negocios privados en Cuba absorbió al viejo bar, a finales de los años sesenta. 
Miguel Ángel se acogió a la reforma y en 2011 montó el restaurante, con el mismo nombre que tuvo el de su abuelo.
La semana pasada este emprendedor cubano mostró a parte de su clientela un proyecto que tenía en la cabeza: un cartel de bienvenida a Obama. 
La imagen se volvió un hito en un país con un largo historial de carteles, no precisamente de bienvenida a los presidentes de Estados Unidos.


                                          Foto Ap

Luis Daniel Silva, de 37 años, es un actor cubano cuyo personaje Pánfilo es el más popular de Cuba: un viejo cascarrabias que explota el tema callejero del momento en clave de humor. 
En su programa semanal, Pánfilo camina sobre la línea delgada del chiste, la crítica y lo permisible en la televisión cubana.
Su bienvenida a Obama fue, según explica Silva, iniciativa de la Casa Blanca.
Habló tres veces por teléfono con asesores del presidente. Les mandó el guion, se lo revisaron. Le pidieron textos cortos y sencillos.
En el sketch, Obama saluda a Pánfilo como lo haría un cubano a su amigo en la esquina: “¿Qué bolá?” 

Pánfilo le alerta de las demoras en la aduana y le ofrece para moverse un Moskovich, un viejo auto soviético, muchos de los cuales aún circulan en La Habana: “Esa sí es una bestia”.





miércoles, 16 de marzo de 2016

Cuba: de Carter a Obama

   A Jimmy Carter todavía lo recibieron en Cuba con unas gigantescas limosinas Zil, de fabricación soviética, tan aparatosas como gastadoras de combustible. Ya no era presidente, pero en su honor se tocaron los himnos nacionales y se izaron las banderas de ambos países en La Habana, el 12 de mayo de 2002. La isla pasaba por una de sus peores épocas de tensión con Estados Unidos, entonces bajo el gobierno de George W. Bush (2001-2009).




              Fidel Castro recibe a Jimmy Carter en La Habana. Foto de Afp de 2002

   El contraste entre las dos administraciones era espectacular. Durante su gobierno (1977-1981), el político de Plains permitió que los estadunidenses viajaran libremente a Cuba. Pactó con Fidel Castro la apertura de secciones de intereses, primeras oficinas diplomáticas desde la ruptura de relaciones en 1961; el trazado de límites marinos en el Golfo de México y la liberación recíproca de presos. Pero, sobre todo, Carter realizó el mayor esfuerzo que haya hecho un presidente de Estados Unidos hasta entonces para normalizar las relaciones con Cuba desde la ruptura. Ni antes ni después de él hubo un acercamiento tan importante, hasta que llegó Obama.
   Peter Kornbluh y William LeoGrande (Diplomacia encubierta con Cuba, FCE, México, 2015) documentan que el empeño se frustró por obstáculos como las barreras que impuso la guerra fría, la incursión militar cubana en África y el peso de los duros en la Casa Blanca, encabezados por el consejero de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinsky.
   En las antípodas de Carter, Bush desató una vigorosa ofensiva contra la isla. Unos días antes del viaje del ex gobernador de Georgia, el subsecretario de Estado John Bolton declaró que Cuba fabricaba armas biológicas y las transfería para fines de “bioterrorismo”. Pero la tormenta verbal que desataron esas afirmaciones se desvanecía a la hora de las precisiones: no había pruebas que las respaldaran.
   La presencia de Carter en Cuba fue un desafío frontal a Bush. El ex mandatario visitó en La Habana el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, tras lo cual lanzó una réplica lapidaria a Bolton: no había pruebas de las supuestas armas. Más aún: dijo que nadie en Washington le había dado ninguna pista del arsenal, sencillamente porque no la tenían.
   En un tácito quid pro quo, la cadena nacional de radio y televisión de Cuba transmitió en directo el discurso de Carter en la Universidad de La Habana. El ex mandatario citó ahí con simpatía el Proyecto Varela, un plan opositor para un referendo en torno a libertades de expresión, asociación y negocios y en materia electoral, dentro del marco legal cubano. El ex presidente pudo también 
entrevistarse a la luz del día con un grupo de disidentes una reunión que fue explícita y públicamente aceptada por Castro. Ambos abrieron con sendos lanzamientos un duelo de estrellas cubanas de beisbol en el Estadio Latinoamericano. Trazos de un programa que suena con semejanzas a lo que puede ocurrir con Obama.


Fidel Castro y Jimmy Carter en el Estadio Latinoamericano de La Habana, en 2002. Foto Afp

   Bush no cesó la hostilidad, sino que la endureció. El gobierno cubano eludió el Proyecto Varela y en cambió promovió la reforma a la Constitución para declarar “irreversible” al socialismo. Al año siguiente emprendió una detención masiva de opositores, entre ellos un tercio de los que se reunieron con Carter. De la visita del ex presidente, quizás el desmentido a Bolton haya sido el impacto más tangible.
   Sin embargo, aquella visita reblandeció prejuicios endurecidos en la guerra fría. Mostró en público que ambos lados podían hallar canales de comunicación, sin llegar a la descalificación del otro. Carter volvió a Cuba en marzo de 2011 en un entorno muy diferente. Ya gobernaba Raúl Castro, la reforma estaba en curso y unas semanas más tarde se realizaría el Sexto Congreso del Partido Comunista, que confirmó el sentido de los cambios. De todo ello habló el visitante con sus anfitriones, así como de un posible intercambio de presos. Ahora se sabe que en ese tiempo los dos gobiernos discutían en secreto varios puntos estratégicos de su relación, pero con énfasis en el canje de Alan Gross y los cinco agentes cubanos.
   Quedan claras las diferencias entre los viajes de Carter y el de Obama. Es el propio jefe de la Casa Blanca, no un ex presidente, el que ahora llega a Cuba. Ya hay relaciones diplomáticas y un mecanismo de diálogo y negociación, con logros visibles y una amplia agenda por delante. Se debilita la percepción mutua de que el contrario es una amenaza, con lo cual los prejuicios de la guerra fría se siguen aflojando, aunque persisten los nostálgicos del choque.
   Sin embargo, hay líneas de continuidad. Obama, igual que Carter, quiere impulsar una apertura política y económica en Cuba. El símbolo serán las declaraciones del mandatario y sus contactos con pequeños empresarios privados y con opositores (una especie de foto impuesta por sectores de opinión). Y Cuba, igual que con Carter, insiste ante Obama en el fin del bloqueo económico, además de otras demandas.

   Ya sin capacidad de decisión y en una etapa de nula influencia en el gobierno, Carter hizo una primera visita testimonial, que abrió camino. Obama, todavía con meses en el poder por delante, tiene la ocasión de añadir en La Habana algo más que el discurso.

viernes, 11 de marzo de 2016

Qué sigue en Colombia


   El gobierno y las FARC confirmaron que está pospuesta la fecha para la firma del acuerdo de paz. 
   “Después de tanto esfuerzo, después de tanto tiempo, si no hemos llegado el 23 a un buen acuerdo, yo le digo a la contraparte ‘pongamos otra fecha', porque yo no voy a cumplir una fecha con un mal acuerdo”, diijo Santos el miércoles en Bogotá.
   Primero en La Habana y luego en Twitter la guerrilla mostró su coincidencia. El jueves el líder de las FARC Timoleón Jiménez (Timochenko) tuiteó que “para el 23 de marzo es materialmente imposible llegar a un acuerdo”.
   De inmediato se desconocía una nueva fecha, pero es posible que los negociadores se abstengan esta vez de fijar un plazo fatal o bien lo pongan con algunos meses de distancia, a la luz de la experiencia.
   El plazo previsto quedó bajo los reflectores en las últimas semanas, al coincidir con el viaje del presidente Obama a Cuba. 
   Puede que algo se firme cerca del 23 de marzo, pero en cualquier escenario la fecha límite ya no es una presión.


Los negociadores Humberto de la Calle, del gobierno e Iván Márquez, de las FARC, en La Habana en enero pasado. Foto Afp

   Queda entonces un crítico tramo final, en el que la mesa de La Habana tiene que decidir:
   -Cese del fuego bilateral y definitivo. Las partes tendrán que ajustar fechas y mecanismos para aplicar el acuerdo y el consecuente cese de hostilidades.
   -Dejación de armas. Ya se sabe que las FARC no entregarán sus armas al Ejército, sino que el arsenal será destruido. Falta precisar cómo será ese procedimiento.
   -Ratificación. Este es el punto más controvertido. El gobierno ya emprendió el camino de la convocatoria a un plebiscito, con el que busca conseguir el respaldo nacional para el acuerdo de paz. Pero las FARC insisten en que lo que está ocurriendo es la construcción de un nuevo orden jurídico y político, que merece una nueva constitución, por lo cual hay que convocar a una asamblea constituyente.
   Fuera de la mesa, aún se tiene que designar a la misión desarmada de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac) que verificará el cumplimiento del acuerdo y que estará presidida, por mandato de la ONU, por el diplomático francés Jean Arnault.
   Arnault, con experiencia en misiones multilaterales en Pakistán y Guatemala, ya está involucrado en el proceso, como delegado de Naciones Unidas en una subcomisión en La Habana.

   Con la firma del acuerdo apenas empezará el largo camino del posconflicto. 
   Aquí, sendas cronologías del proceso de negociación elaboradas, respectivamente, por las FARC y el gobierno.

martes, 8 de marzo de 2016

El narco, según EU

   Aumento de violencia y homicidios culposos, menos vuelos pero más operaciones marinas, persistente corrupción, justicia fallida y limitadas acciones públicas. Este es el panorama que reporta este año el Departamento de Estado de Estados Unidos sobre el enfrentamiento al narcotráfico en México, Centroamérica y el Caribe.
   Como en su informe anual habitualmente el gobierno de Washington excluye su propio diagnóstico, la radiografía sale sesgada y puede ser muy debatible. Pero aún así tiene la utilidad de mostrar algunos datos y lo que Estados Unidos observa como tendencias.
   El reporte cita un aumento de violencia relacionada con drogas en Belice, México, República Dominicana y Jamaica.
   Cerca del seis por ciento de la cocaína que llega a Estados Unidos y Europa pasa por la isla Española y la mayor parte por la Dominicana. El 90 por ciento de esa droga en Estados Unidos proviene de Colombia, donde ha aumentado la producción. El mayor proveedor de mariguana desde el Caribe al país del norte es Jamaica.   
   Los vuelos del narco que antes abundaban casi desaparecieron en Dominicana y han disminuido en Honduras, según el informe, pero en ambos casos persiste el trasiego marítimo.
   El informe cita como focos rojos en El Salvador la sobrepoblación penitenciaria: 330 por ciento, en un país de fuerte tránsito de drogas. En Guatemala, la corrupción y el atraso general en el sistema de justicia. 


Operativo en Los Mochis tras la recaptura del 'Chapo' Guzmán, en enero pasado. Foto Cuartoscuro

    Subraya, no obstante, como un avance importante, la creación de una unidad mixta policiaco-militar de intercepción de drogas en la frontera Honduras-Guatemala, paralela a otra en los límites México-Guatemala.
   La Dominicana extraditó a Estados Unidos a 22 detenidos en 2013 y a otros 25 en los primeros diez meses de 2014. De Colombia se fueron 138 en 2015.
   La menor incidencia de violencia en esta región se registra, según el informe, en Costa Rica, donde aumentó el gasto en seguridad y la fuerza policial. Sin embargo repunta la influencia de bandas mexicanas y sudamericanas y se extiende la percepción pública de un desbordamiento de la corrupción.  
   Cuba colabora con Estados Unidos en la lucha antinarcóticos. La Guardia Costera trabaja de manera coordinada con la isla, donde la fuerte seguridad interior ha evitado, reconoce el informe, el asentamiento de organizaciones del narco. Agrega que el panorama va a mejorar con el deshielo.

   De México el informe dice que disminuyen los homicidios, pero aumentan los secuestros y la extorsión. Señala que la ayuda estadunidense pasó de entregar equipo en gran escala a formar capacidades.
   Deplora la lenta aplicación de la justicia oral y apunta que la detención de figuras importantes del narco ha resultado en más violencia, con la explosión de grupos más pequeños y fragmentados.

martes, 1 de marzo de 2016

El exorcismo de los Stones

   Vaya paradojas: el Viernes Santo una banda satánica hará un exorcismo. La presencia de los Rolling Stones en La Habana es el mayor desagravio que se haya hecho a las décadas de prohibición del rock en Cuba, cuando el género era uno de los símbolos de lo que se llamaba “diversionismo ideológico”.


         Mick Jagger en Cuba, en septiembre pasado. Imagen de su cuenta de Twitter

   Generaciones enteras de cubanos conocieron a los Stones y al rock universal en casetes llegados del exterior, que se escuchaban sólo en la intimidad de la recámara.
   Durante los años sesenta, setenta y bien entrados los ochenta, igual que usar jeans de marca estadunidense y el pelo largo, escuchar aquella música era sinónimo de haberse pasado al campo enemigo.
    El tiempo, el cambio de coordenadas mundiales y en la propia isla y la tenacidad de algunos, debilitaron esas amarras.
    Una de esas tenaces es María Gattorno, que desde finales de los ochenta impulsó el rock en un modesto centro cultural, donde cobijó a decenas de jóvenes que hasta entonces sólo habían encontrado hostilidad oficial. 
   El lugar se llamaba Casa de la Cultura Roberto Branley, pero todo el mundo lo conocía como El Patio de María.
    María y su Patio lograron durante un tiempo lo que parecía imposible, conciliar el interés de los rockeros con una institución estatal… hasta que las autoridades lo cerraron en 2003, sin explicación conocida.
   En 1990 un grupo de músicos, sin apoyo oficial, pero con respaldo de los vecinos, hizo un concierto de homenaje a John Lennon en un parque del barrio del Vedado.
   Diez años más tarde, en ese parque se colocó una estatua del Beatle, que así pasó de la prohibición al bronce.
   El tiempo siguió debilitando amarras. Audioslave fue el primer grupo estadunidense de rock que se presentó en Cuba, en 2005. Decenas de miles de jóvenes y veteranos del casete clandestino abarrotaron el entorno de la Tribuna Antimperialista José Martí.
   Después fueron Air Supply y Earth, Wind and Fire. Apenas el año pasado estuvo en La Habana el todos estrellas The Dead Daisies.
   A estas alturas ya hay una Agencia Cubana de Rock y un escenario fijo, el Maxim Rock, abierto en 2008 como lugar exclusivo para la descarga del género.  Una pujante escena de fanzines mantiene la memoria del rock cubano.
 Décadas después de ser parte de los proscritos, los Stones tienen la escena lista para la ceremonia.