martes, 30 de mayo de 2023

Cuba y su barrera interna



  La dirigencia cubana acaba de citar nuevos ejemplos de cómo una especie de barrera interna frena la reforma económica, incluso en puntos entre los más aceptados y urgentes.

  En el VI Pleno del Comité Central (CC) del Partido Comunista de Cuba (PCC), la semana pasada, el viceprimer ministro y ministro de Economía, Alejandro Gil, informó sobre la ejecución de la reforma.

  Dijo que de los 201 “Lineamientos” aprobados por el VIII Congreso  partidario para 2021-2026, había 13 sin avance y 67 con “avance bajo”. Entre ambas categorías hacían un 40 por ciento del conjunto de compromisos.



Alejandro Gil, viceprimer ministro y ministro de Economía, ante el Comité Central del Partido Comunista de Cuba, el 23 de mayo de 2023. Foto PL


  Los de ningún avance prevén, entre otras metas, un mercado interno de insumos agrícolas, la reducción de tierras ociosas, la recuperación de la industria azucarera incluso con capital extranjero, el mantenimiento y aumento de capacidad de la generación eléctrica, la modernización de puertos y el desarrollo de la flota mercante.





  Antes de ese Congreso, hace cinco años, el balance ya era parecido, con los componentes que tenía la reforma en ese momento. El CC concluyó en enero de 2018 que la marcha del proyecto había tenido tres años de “alto ritmo” (2011-2014), luego se había reducido por la “complejidad de las medidas”, “errores” de ejecución y falta de financiamiento y que en el periodo 2016-2017 la línea fue “perfeccionar lo logrado”.

  Es decir que la lentitud o la parálisis de la apertura no es novedad en un plan que ya lleva más de una década.

  “Estamos a mitad de camino, pero no andamos bien; hay que cerrar filas y apurar el paso”, reconoció Gil. 

  Hace cinco años el CC señaló que la comisión que entonces existía para operar la reforma “no siempre (…) logró involucrar a los órganos, organismos, organizaciones y entidades para que desde la base fueran capaces de orientar, capacitar, apoyar, controlar y rendir cuentas de su gestión”.

  Antes como ahora una fuerza invisible, esa barrera interna sin rostro pero con poder, ha reunido negligencia, omisión o franca resistencia a los cambios.

  Al día siguiente de la intervención de Gil, esta vez en una reunión preparatoria de la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP, legislativo), el presidente Miguel Díaz-Canel deploró la cerrada resistencia de sus funcionarios para tramitar proyectos de inversión extranjera.



El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, en la ANPP, el 24 de mayo de 2023. Foto Granma


   En la versión del discurso, Granma citó al mandatario: “…tenemos que despojarnos del inmovilismo que hemos visto en diferentes organismos e instituciones del país para hacer avanzar proyectos de inversión extranjera (…) en las visitas realizadas al exterior, cuando nos reunimos con nuestros funcionarios y diplomáticos, una de las quejas recurrentes es la pasividad, la demora y hasta la indiferencia de instituciones y organismos para responder a intereses de cooperación e inversión con nuestro país.

  “‘¿Cómo un país bloqueado en las condiciones que opera nuestra economía se puede dar esos lujos?’, se cuestionó el Jefe de Estado, y añadió que se exigirá responsabilidad en aquellos lugares donde veamos esta indolencia”.

  Hace siete años el jefe de Estado era Raúl Castro y el problema era el mismo: “Reconozco que no estamos satisfechos en esta esfera y que han sido frecuentes las dilaciones excesivas del proceso negociador”, dijo a la ANPP, el 27 de diciembre de 2016.




          Raúl Castro en la ANPP, el 27 de diciembre de 2016. Foto Cubadebate


  “Es preciso superar de una vez y por siempre la mentalidad obsoleta llena de prejuicios contra la inversión foránea", agregó Raúl y concluyó:

  “Para avanzar resueltamente en esta dirección debemos despojarnos de falsos temores hacia el capital externo; no vamos ni iremos al capitalismo, eso está totalmente descartado, así lo recoge nuestra Constitución y lo mantendrá, pero no debemos cogerle miedo y ponerle trabas a lo que podemos hacer en el marco de las leyes vigentes.  Ello requiere, en primer lugar, asegurar la preparación y capacitación sistemática de los cuadros y especialistas que negocian, así como profundizar en las deficiencias y errores cometidos en el pasado para nunca más repetirlos”.