martes, 23 de febrero de 2016

Ramón Castro Ruz

 Ramón Eusebio Castro Ruz, quien murió este martes a los 91 años, según informó el diario oficial cubano Granma, se mantuvo en un discreto segundo plano como asesor agrícola durante la mayor parte del gobierno que han encabezado sus hermanos menores, Fidel y Raúl.
   Desde que triunfó la revolución de 1959, Mongo Castro prolongó su antigua vocación rural y encabezó proyectos como el desarrollo cañero del oriente de Cuba, el plan genético animal de Valle de Picadura, cerca de La Habana y la asesoría a ministerios del ramo.
   Durante décadas tuvo una muy escasa vida pública. Sus apariciones crecieron desde que el gobierno cubano aceptó en 2001 aprovechar la rendija legal que abrió Estados Unidos para facilitar las ventas agrícolas a la isla, como una excepción al bloqueo económico.
   Así trabó relaciones comerciales y amistosas con el ganadero estadunidense John Parke Wright IV.
   Desde finales del siglo XIX los antecesores de Parke fueron muy activos en la venta a Cuba de ganado de la Florida, bien adaptable al clima caribeño. El empresario se volvió un visitante habitual de La Habana y activo opositor a la hostilidad de su gobierno contra la isla.
     Tal llegó a ser esa cercanía que Parke fue el anfitrión de un festejo en La Habana, el 2 de noviembre de 2004, con el que un puñado de agricultores estadunidenses celebró el octogésimo aniversario de Ramón, que en realidad se había cumplido el 14 de octubre anterior. 
     Las animadas charlas entre Ramón y Parke, al encontrarse en el aeropuerto o en los pasillos del hotel Nacional o en las ferias comerciales de La Habana, se repitieron para volverse una imagen simbólica de ese pequeño espacio para los negocios que había surgido entre las dos orillas del Estrecho de la Florida. Un acercamiento que ahora es lo que es, con los dos gobiernos en plena distensión.


            Ramón Castro Ruz y John Parke Wright IV, en imagen de Reuters de 2007


   Hasta que las fuerzas se lo permitieron, Ramón Castro fue un asiduo de actos oficiales y ágapes de la embajada mexicana. Desde 2008, cuando dejó de ser diputado, desapareció por completo de la vista pública.
   Segundo de siete hermanos, Ramón nació como todos los demás en el poblado rural de Birán, en la actual provincia oriental de Holguín. Además de Fidel Alejandro y Raúl Modesto, aún viven tres de las cuatro hermanas: Juana de la Caridad, Emma Concepción y Agustina del Carmen.
    Angela María, la hermana mayor de los Castro Ruz, murió en febrero de 2012, a los 88 años.
    A diferencia de Fidel y Raúl, que se fueron a la capital y se volcaron a la política desde muy jóvenes, Ramón se mantuvo vinculado a la casa paterna, aprendiendo los secretos de la tierra.
    Alto y barbado como Fidel, Ramón tuvo una apariencia física de gran semejanza con el ex mandatario. 
    Al estallar la insurrección que encabezaron Fidel y Raúl en la Sierra Maestra, Ramón organizó una fuerza armada de apoyo, con trabajadores y vecinos de la finca paterna.
   Más tarde preparó el apoyo logístico para el Segundo Frente Oriental, que comandaba Raúl. 
   Sus restos fueron cremados y serán trasladados a su natal Birán, dijo Granma.

jueves, 18 de febrero de 2016

De Coolidge a Obama

La prueba de fuego para Calvin Coolidge en La Habana ocurrió cuando un mesero se le acercó con una bandeja de daiquirís. 
Era el 16 de enero de 1928. Plutarco Elías Calles gobernaba México, donde se libraba la Guerra Cristera. En la República de Weimar el partido de Hitler era una pequeña vociferante fuerza parlamentaria. En la Unión Soviética, Stalin iniciaba la economía centralizada.
En esa época de entre guerras, en Estados Unidos estaba vigente la ley seca. No se prohibía el consumo de alcohol, pero sí todo el proceso industrial y comercial previo. Capone ya era el temido jefe del Sindicato del Crimen que reinaba en Chicago.
Coolidge viajó a La Habana para la Sexta Conferencia Internacional Anual de Estados Americanos. Fue el único viaje que hizo al exterior como jefe de la Casa Blanca.
El presidente manejó su automóvil hasta Cayo Hueso, subió a un barco militar y navegó hacia la isla, donde fue agasajado por su anfitrión, el presidente Gerardo Machado. 
En esta historia que recuperó hace unos meses AbcNews, el reportero Beverly Smith Jr., del Saturday Evening Post, cuenta que cuando Coolidge desembarcó, lo esperaba una enorme y entusiasmada multitud, que se agolpó en torno al carro oficial, le mandó besos y le lanzó flores. 
“Cal, igualmente tocado por esta desacostumbrada calidez latina, se mostró más animado que de costumbre. Inclinó la cabeza, sonrió y levantó su sombrero de seda”.
Pero el periodista estaba pendiente de si Coolidge tomaba alcohol o no. Ese sería su reporte.
En la recepción que le ofreció Machado, cuenta Smith Jr., un mesero se acercó con una enorme bandeja de copas de coctel, ofreciendo daiquirís. 


Coolidge, Machado y sus esposas, en La Habana. Imagen de Ap reproducida por AbcNews

El presidente de Estados Unidos al parecer sintió que lo embestía un toro. Giró con ingenio hacia la derecha, cuenta el reportero, haciendo como que admiraba un retrato colgado en la pared. 
El mesero fue tras él, pero Coolidge se movió otros 90 grados, señalándole a Machado la belleza de la vegetación tropical. 
Cuando terminó de girar por completo los 360 grados, el mesero ya estaba buscando otros clientes para aquellas refrescantes mezclas de ron con limón y azúcar. 
En su discurso, Coolidge dijo que treinta años antes (1898, ocupación estadunidense tras la guerra de independencia con España) Cuba calificaba como una “posesión extranjera, desgarrada por una revolución y devastada por fuerzas hostiles (…) Hoy Cuba es soberana. Su pueblo es independiente, libre y próspero, pacífico y disfruta de las ventajas de su autogobierno”.
No pasó mucho tiempo antes de que el diagnóstico de Coolidge volara por los aires. Cinco años más tarde una insurrección popular derrocó a Machado. Y treinta años después de aquella visita, una revolución derrocó a Batista, uno de los sucesores de Machado.
Desde Coolidge, nunca un presidente de Estados Unidos en funciones volvió a Cuba. Ahora, casi 90 años después de aquel viaje, la inminente visita de Obama a la isla parece sobre todo simbólica. La operación y resultados prácticos arrancaron, como ahora sabemos, en 2010 y quizás se lleven algunos años más.
Pero la imagen de Obama frente al Malecón ya puede adivinarse como el ícono de esta nueva era.


jueves, 11 de febrero de 2016

El Papa de nuevo en Cuba

Llevó dos años de negociaciones secretas concertar la reunión del viernes 11 de febrero en La Habana entre el Papa Francisco y el patriarca ortodoxo ruso Kirill, según explicó el jefe de la Iglesia Católica.
El peculiar relato ocurrió en una reunión en la residencia de Jorge Bergoglio, la Casa Santa Marta, que inicialmente reseñó Corriere della Sera. La agencia católica Zenit hizo 
un resumen en español.
Sólo he dicho que quería encontrar y volver a abrazar a mis hermanos ortodoxos”, dijo el pontífice, en una fórmula que resulta modesta para el significado del encuentro, primero de su tipo desde el cisma que separó a las dos grandes confesiones cristianas hace más de 900 años.
La persecución de cristianos por yihadistas en Medio Oriente y África es un punto de convocatoria urgente, pero Francisco ofreció además algunos trazos de su pensamiento sobre el mundo.
                                         

Mostró su inquietud por tres puntos centrales, las guerras, las migraciones y el terrorismo.
En un momento de virtual guerra fría y sanciones occidentales a Rusia por su actuación en Ucrania y Siria, el Papa reflexionó que la Santa Sede y ese país tienen “en parte” una convergencia de puntos de vista.
En parte”, insistió, porque Moscú “tiene sus intereses”.
Más aún, dijo que Occidente debiera hacer una autocrítica por su intervención en la primavera árabe y usó la metáfora de que son los puentes, no los muros, los que ayudan a la paz.
Pensemos en el de Berlín. Parecía eterno y sin embargo...¡puff!, un día se ha caído”, dijo el Papa.
A pesar del perfil religioso que tiene el encuentro en La Habana, es imposible no preguntarse cómo puede impactar un diálogo entre dos de los líderes espirituales más influyentes del mundo.
La elección de la sede tuvo su propio perfil político. Un alto dignatario ortodoxo, el metropolita Hilarión -uno de los negociadores del cónclave, según Francisco- dijo el jueves 11 en Roma que Kirill no quería celebrar la reunión en Europa, porque se asocia el continente a “la grave historia de las divisiones y conflictos entre los cristianos”.
La sede cubana es la de un gobierno aliado de Rusia y tan cercano al Vaticano como para que haya sido Francisco quien dio el impulso decisivo al deshielo entre Wahington y La Habana.

En las visitas papales suele rizarse el rizo sobre si es una gira pastoral (la del jefe de la Iglesia Católica) o una de Estado (la del jefe de Estado del Vaticano).
El laico católico cubano Roberto Veiga, especialista en la legalidad eclesiástica, dice que “cualquier visita de cualquier Papa a cualquier país integra lo espiritual, lo social y lo político, aunque siempre debería estar obligado a tratarlos con ribetes pastorales.
La realidad y la práctica han impuesto que cualquier Papa para visitar cualquier país, debe recibir la invitación oficial del mismo, y no sólo la eclesiástica. En tanto, todas las visitas son además oficiales”.
Lo contrario, esa diferenciación casi siempre pretendida, no es más que otro de esos “cinismos” (uso este término porque no encuentro otro menos peyorativo y quiero ser lo más preciso posible) a los que nos tiene acostumbrado la historia de la humanidad”.
Las anteriores visitas papales a la isla pudieron leerse en distintas claves. En 1998 Juan Pablo II resumió: “Que Cuba se abra al mundo, con todas sus magníficas posibilidades, y que el mundo se abra a Cuba”.
En 2012 Benedicto XVI llegó con la reforma interna en marcha y ofreció sus oraciones “para que ustedes sigan adelante y Cuba sea la casa de todos y para todos los cubanos, donde convivan la justicia y la libertad, en un clima de serena fraternidad”.
El mensaje de Francisco en 2015 fue su itinerario: de La Habana a Washington. En su segunda estancia parece que trae a la mesa todo un mapamundi.

viernes, 5 de febrero de 2016

¿Nuevo plan o nueva Colombia?

  Las Naciones Unidas, América Latina y Estados Unidos se comprometieron en los últimos días a respaldar la negociación de paz en Colombia y el posconflicto, con lo cual sellaron el frente exterior del proceso, convocado para concluir el mes próximo.
  El Consejo de Seguridad de la ONU resolvió el 25 de enero establecer la misión política y desarmada que pidieron el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC para verificar el cese del fuego y las hostilidades bilateral y definitivo y la dejación de armas.
 La misión tendrá un mandato de 12 meses y será parte de un  mecanismo tripartito, junto con el gobierno y la guerrilla.
  Dos días más tarde, el 27 de enero en Quito, la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe manifestó la disposición del bloque a integrar la misión, como también pidieron las partes colombianas.
  Y el jueves 3 de febrero el presidente Barack Obama recibió a Santos en la Casa Blanca para celebrar los 15 años del Plan Colombia. Ahí anunció otro programa, llamado Paz Colombia.


  El primero fue un proyecto de casi 10 mil millones de dólares declarado antinarcóticos y contra la violencia, que devino una operación contrainsurgente con el impulso de la política que se desprendió del 11-S y se extendió bajo los mandatos de tres presidentes (Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y Santos).
  El segundo se anuncia como un programa de asistencia para la seguridad, la reparación de las víctimas y el fortalecimiento de los sistemas de justicia, con una partida inicial de 450 millones de dólares (que aún debe aprobar el Congreso), independiente del proyecto de desminado, en el que Estados Unidos participa con Noruega
  Paz Colombia mantendrá el objetivo contra las drogas y respaldará la incorporación de las FARC a la vida civil.
  Una pregunta clave en este caso es qué tanto repetirá el nuevo proyecto al viejo.
El Plan Colombia logró debilitar a la guerrilla, al modernizar a las fuerzas armadas colombianas, mejorar su destreza y darles ventaja táctica por aire, en particular con el empleo masivo de helicópteros.
  Pero no logró abatir el narcotráfico. El más reciente informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito encontró que entre 2013 y 2014 habían aumentado los cultivos de coca en 44 por ciento y la producción de cocaína en 52 por ciento.
  Bajo el Plan Colombia se fumigaron zonas de cultivo con glifosfato, un químico que
fue descrito como probablemente cancerígeno por una agencia de la Organizaciòn Mundial de la Salud, lo cual llevó a que se suspendiera su aplicación.
  Al mismo tiempo,  el programa abrió un amplio expediente de violaciones a los derechos humanos, como los miles de casos de "falsos positivos", o víctimas civiles inocentes que en su momento fueron presentadas como guerrilleros caídos en combate.
  Las negociaciones de paz tienen componentes que apuntan más a una reforma del Estado y la reconstrucción del tejido social que a un refrendo del militarismo. Pero la pregunta vale.