lunes, 22 de enero de 2024

'El Tigre' Nazar: habla un protagonista de la 'guerra sucia' en México

 



  Pocas veces un represor narra sus experiencias. Una de esas extrañas ocasiones es la que llevó a la única entrevista periodística que ofreció Miguel Nazar Haro (1924-2012), ex jefe de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS) de México.

  El reportero Gustavo Castillo (Ciudad de México, 1966) logró hablar con Nazar en numerosas sesiones a lo largo de ocho años, entre febrero de 2003 y diciembre de 2011. El resultado es El tigre de Nazar (Grijalbo, 2023), de reciente aparición.



                                      Gustavo Castillo. Foto JoséAntonio López/ La Jornada 


  Nazar, apodado El Tigre, y la DFS fueron el motor de la salvaje represión que liquidó a las guerrillas urbanas y rurales en los años setenta y ochenta del siglo pasado, parte de lo que se conoce como la guerra sucia. 

  La punta de lanza creada por el mismo jefe policiaco fue la Brigada Blanca, un virtual escuadrón de la muerte integrado por policías y militares de élite.

  Pero la represión de la época fue más allá de los grupos armados. Otros cuerpos, como las policías judiciales y la del entonces Distrito Federal, escalaron sus antiguos métodos ilegales y se unieron a la práctica de la tortura y la desaparición forzada, que alcanzó a la oposición civil, política y social y hasta la delincuencia común.

  Cimientos de la represión fueron el extenso espionaje a gobernantes, periodistas, diplomáticos extranjeros, artistas, intelectuales y simples ciudadanos y la vasta infiltración de agentes en todos los grupos sociales de interés. Era una fuente de información e inmenso poder.

  “Muchos de los personajes de la historia política de México estaban en la memoria de Nazar”, escribe Castillo. Pero el viejo policía se negó a escarbar en esa parte de su memoria: “Primero muerto que ser un soplón”.


"Ni blanca paloma ni inocente"


  Elusivo, Nazar evitó responder preguntas sustanciales del reportero de La Jornada. En cambio repartió culpas entre otros de los represores más conocidos de la época: Arturo Durazo, Francisco Sahagún Baca, Jesús Miyazawa, José Salomón Tanús o Jorge Téllez Girón El Drácula.

  “No soy ni blanca paloma ni inocente, pero tampoco me carguen todo”, dijo Nazar, quien sin embargo entregó piezas valiosas de una historia todavía inconclusa.

  Quizás ahí radica el principal valor del trabajo de Castillo: haber sentado a un protagonista del aparato represivo para recabar su testimonio, del cual hay que interpretar las evasivas, detectar el peso de sus versiones y tomar nota de las pistas y detalles que parecen verosímiles. El tigre de Nazar es un importante material de trabajo en la reconstrucción de la historia reciente del país.

  A pesar de sus respuestas resbaladizas, Nazar confirmó que tenía un tigre domesticado en su oficina, que exponía ante los detenidos más renuentes. Que llegó a sacar la pistola y a encañonar al interrogado. Que hubo prisionero al que se le pudrió el brazo después de un tiempo de estar colgado. Que la DFS no tuvo celdas ni separos, bastaba una silla, una mesa y un reflector. 

  Que fue una persecución policiaca la que llevó a la muerte al guerrillero Genaro Vázquez Rojas en 1972. Que el general ahora retirado Enrique Cervantes Aguirre, quien llegó a ser jefe del Estado Mayor Presidencial con Ernesto Zedillo (1994-2000), estuvo en la operación tras la cual murió otro jefe guerrillero, Lucio Cabañas, en 1974. 

  Que en la Brigada Blanca, los entonces coroneles Francisco Quirós Hermosillo y Arturo Acosta Chaparro eran los principales operadores. “Yo era el ideólogo”.




Miguel Nazar Haro, durante una de sus reuniones con Gustavo Castillo, en la Ciudad de México, octubre de 2006. Foto Fabrizio León/ La Jornada 


  Al hablar de lo que consideraba su misión fue más articulado: “¿Qué hacíamos nosotros? Pues evitar que intereses ajenos o que los mismos mexicanos opositores crearan una ideología contraria al gobierno o que tuvieran ideas diferentes por un libro de comunismo”.

  También expresó con claridad su frustración por los cambios políticos en el país: “Perdimos. Ganamos en esa época y salimos perdiendo ahora. Los vencedores, vencidos. ¡Qué bonita chingadera!” Y deploró: “Nunca debimos tener archivos. Debimos quemarlo todo, ¡carajo!

  Nazar fue madrina (colaborador) del desaparecido Servicio Secreto. En la DFS escaló posiciones desde abajo hasta llegar a subdirector (1970-1978) y director (1978-1982). Pasó cursos policiales en Estados Unidos y fue señalado como informante de la Agencia Central de Inteligencia con el acrónimo Litempo12. 

   Procesado por desaparición forzada en agravio de Jesús Piedra Ibarra, hijo de Rosario Ibarra de Piedra (1927-2023) y otros cargos, cumplió prisión domiciliaria más de dos años, pero al final fue exonerado. Murió impune.




Rosario Ibarra de Piedra, en una movilización por los desaparecidos, con la imagen de su hijo en el pecho, el 8 de noviembre de 2001. Foto Marco peláez/ La Jornada


  Paradójicamente, el libro de Castillo aparece en el momento en el que fuentes de la guerra sucia están en grave riesgo. Activistas sociales han tenido que recurrir al juicio de amparo para impedir que desaparezcan archivos militares de la época.  A pesar del decreto presidencial que ordenó la entrega completa de los archivos de la Secretaría de la Defensa Nacional y del entonces Centro de Información y Seguridad Nacional (Cisen), hay testimonios de fondos faltantes e incluso de expedientes que ya estaban localizados en el Archivo General de la Nación y que han desaparecido.



lunes, 15 de enero de 2024

AMLO ausente en Guatemala

 





  Para México la relación con Guatemala es estratégica, un asunto de seguridad nacional, que resulta desairada por la ausencia del presidente Andrés Manuel López Obrador en la toma de posesión de Bernardo Arévalo, al cabo de un insólito, agitado, prolongado y peligroso conflicto poselectoral, que estuvo al borde del golpe de Estado hasta el último momento.

  El capital simbólico del nuevo gobierno es de grandes dimensiones, tanto como la amenaza que cercó al ahora presidente guatemalteco durante los últimos meses.




El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, saluda a sus partidarios después de tomar posesión, en la madrugada del 15 de enero de 2024. Foto Afp


  Frente a los desarrollos en la frontera sur, López Obrador decidió ausentarse en esa fecha emblemática, que al final se convirtió en una intensa jornada de alto riesgo para la estabilidad del país vecino.

  La semana anterior el presidente mexicano explicó que tenía “mucho trabajo”, aunque este domingo difundió un video de su estancia en la zona arqueológica de Chichén Itzá, es decir, a muy poco tiempo de vuelo de la capital de Guatemala.

  Otros presidentes latinoamericanos, como Boric de Chile, Petro de Colombia, Castro de Honduras y Peña de Paraguay, estuvieron al lado de Arévalo y hablaron extensamente con el presidente guatemalteco. Fueron importantes gestos de respaldo como el que no hizo el vecino mexicano.

  Un día antes de la crisis de la toma de posesión, Petro hizo un llamado a los presidentes latinoamericanos a acudir en respaldo de Arévalo. "Nuestra solidaridad es fundamental. A todo el mundo, no abandonar las luchas democráticas del pueblo guatemalteco", dijo en un mensaje.

 

 






Los presidentes de Chile, Gabriel Boric, y de Colombia, Gustavo Petro, en sucesivas reuniones con el mandatario de Guatemala, Bernardo Arévalo, en el curso del domingo 14 de enero de 2024. Fotos de la cuenta de X @GabrielBoric y Presidencia de Colombia


  El peso político y simbólico de México es muy importante en Guatemala. No es una relación cualquiera. 

  Fuente de un histórico flujo migratorio y paso obligado del actual torrente humano  multinacional, Guatemala es, además, un país en el que se ha expandido desde México la delincuencia organizada.

  Del lado guatemalteco el Ejército patrulla con intensidad. Del lado mexicano la Guardia Nacional tiene posiciones en una zona que, sin embargo, está sacudida por la violencia criminal.

  Sólo en el fin de semana pudo saberse que en Chiapas asesinaron a un dirigente indígena, el crimen organizado hizo un despliegue de fuerza y una comunidad católica salió a las calles a implorar por la paz.

  En Guatemala el conflicto poselectoral agrega una pieza decisiva. Parte del aparato judicial intentó hasta el último momento impedir que Arévalo tomara posesión del cargo, a lo que contribuyeron las maniobras del Congreso saliente, ya el mismo día de cambio de poderes.

  El triunfo electoral del candidato del Movimiento Semilla fue tan sorpresivo como la movilización popular, impulsada por los pueblos originarios, que durante más de cien días defendieron pacíficamente en las calles guatemaltecas las reglas del juego democrático y la vigencia de la ley. Un movimiento que, además, se convirtió en interlocutor de otros sectores sociales.

  El vuelco político y las amenazas en el país vecino merecen una atención que no sólo exista, sino que se manifieste.




jueves, 11 de enero de 2024

México: abrazos y también balazos

 


  2024 empezó en México con estallidos de violencia en puntos tan sensibles como la frontera con Guatemala o la región donde desaparecieron los normalistas de Ayotzinapa en 2014. En esos sitios, ciudadanos y autoridades locales reclaman que entren en acción las fuerzas federales para garantizar la paz.

  El presidente Andrés Manuel López Obrador sintetiza en la frase “abrazos, no balazos” su idea de seguridad pública. La explica como una política social que quite base al crimen organizado, combinada con una baja exposición de policías y militares al choque directo con la delincuencia.

  A menudo el gobierno informa de programas de apoyo a población desfavorecida, así como de construcción de cuarteles, movilización de tropas y planes de seguridad a cargo de las fuerzas armadas y la Guardia Nacional (GN).

  Pero testimonios de quienes están en el terreno muestran que, además de los abrazos de los programas sociales, hay balazos de una sola parte: el crimen organizado. ¿Qué órdenes tienen los casi 180 mil efectivos de Ejército, Marina y GN destinados a tareas de seguridad pública? ¿Cuál es su actividad cotidiana? ¿Para qué sirve la información que recaban sus órganos de inteligencia?


Frontera con Guatemala


  Habitantes del ejido Nueva Morelia, municipio de Chicomuselo, en la sierra de Chiapas, a unos 25 kilómetros de Guatemala, informaron que el jueves 4 de enero los cárteles Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Sinaloa libraron ahí un combate de horas, que dejó más de 20 muertos, incluso dos habitantes del lugar sin relación con los criminales.

  



Pobladores de Chicomuselo, Chiapas, a 25 kilómetros de la frontera con Guatemala, piden intervención del Estado mexicano para frenar la violencia en la zona, el 13 de octubre de 2023. Fotograma de un video de autor anónimo



 Es una zona de reciente auge del tráfico de personas, de droga y de minerales, de reclutamiento forzado y desapariciones. En el informe, reportado primero por la revista digital 

ChiapasParalelo, los pobladores aseguran que el CJNG “mantiene secuestrada” la cabecera municipal y se preguntan por qué el Ejército, la Guardia Nacional y la policía estatal no actúan: “Nos están matando, nos están forzando a dejar nuestros hogares y, a otros, a ser parte de ellos”.

  Sobre la misma zona, un transportista anónimo dijo a La Jornada que no hay seguridad en las carreteras, por los asaltos y las extorsiones y que en los últimos dos años fueron asesinados o desaparecieron una treintena de choferes, sin que interveniera la fuerza pública.


Terror en Guerrero


  El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan expuso en el diario El Sur de Guerrero el extendido clima de violencia en el estado y el río imparable de desplazados por el terror. Sin seguridad ni trabajo, hay comunidades ya despobladas por completo, señaló.

  Dijo la organización que, por informes de pobladores, las autoridades saben de la operación de drones por parte de la delincuencia, dónde se ubican los grupos criminales, qué zonas están en disputa y qué comunidades corren riesgos, pero no hay reacción oficial.

  Tlachinollan recordó varias matanzas ocurridas en la franja norte del estado. En el palacio municipal de Teloloapan fueron asesinados el alcalde y otras 17 personas, el 5 de octubre de 2022. El lugar está a unos 63 kilómetros de Iguala, donde desaparecieron los normalistas de Ayotzinapa en 2014. 

  En El Durazno, Coyuca de Catalán, hubo 7 muertos, incluso un menor de 11 años (diciembre de 2022). La más reciente, 4 de enero de 2024, fue un ataque combinado de drones y un comando en tierra, en una loma de Tlacotepec. Según el Centro de Derechos Humanos Minerva Bello, hubo al menos nueve muertos, seis heridos y 15 desaparecidos. Hubo, además, testimonios de decapitaciones.



Autoridades observan un vehículo calcinado tras el ataque con drones en la sierra de Tlacotepec, Guerrero, el 4 de enero de 2024. Foto El Sur



  El Ejército vigilaba la zona y habían cesado los ataques con drones, que la delincuencia utiliza para imponer extorsiones, dijo Tlachinollan. Pero los militares se retiraron en diciembre. “Esta tragedia pudo evitarse si las autoridades hubieran escuchado a la gente de la región”. 

  El 8 de enero la encargada de despacho del ayuntamiento de Petatlán, en la Costa Grande de Guerrero, Bertha Díaz Garzón, pidió a “autoridades federales y estatales su intervención urgente e inmediata para garantizar la seguridad física de la población y la prevalencia en nuestro municipio de condiciones de paz y del Estado de derecho”.

  Díaz informó que un grupo armado atacó al público de un palenque del municipio, el sábado anterior y que hubo 13 muertos y 21 heridos, entre hombres, mujeres y menores.