Uno de los puntos más
sorprendentes del conflicto con epicentro en Irak y Siria es la
incorporación de extranjeros en los bandos extremistas.
El 24 de septiembre de 2014 una sesión
especial del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, a nivel de jefes de Estado y de gobierno,
pidió al mundo, entre otras acciones, frenar por la vía legal el flujo de "terroristas extranjeros".
El primer ministro del Reino Unido, David
Cameron, dijo entonces: "El pueblo británico se ha asqueado al saber que
un ciudadano británico -un ciudadano británico- podría estar involucrado en el
asesinato de personas, incluso el de un compatriota británico que había ido a
Siria a ayudar a la gente".
Cameron se refería al Yihadista John, ahora identificado
como Mohammed Emwazi, originario de Kuwait y criado en el Reino Unido. El mismo
que pudo haber muerto en el ataque estadounidense del jueves pasado en el norte
de Siria, según dijo el viernes el propio Cameron, aunque aún sin afirmarlo con
certeza.
El Centro Internacional para el Estudio de
la Radicalización y la Violencia Política (ICSR) es una entidad académica
fundada en 2008, dentro del Departamento de Estudios de la Guerra del King's
College de Londres.
Sigue el fenómeno de los extranjeros alzados
en armas a partir de Siria-Irak y con alcances quién sabe hasta dónde. Según
sus informes, publicados en el sitio www.icsr.info, la
mayor parte de esos reclutas han ido a parar a los grupos Jabhat al-Nusra y
Estado Islamico (EI).
A principios de este año el ICSR calculaba
en más de 20 mil los llegados de otros países a esos grupos. Según ese
recuento, miles proceden de Arabia Saudita y Túnez. Por centenares han llegado
de Europa occidental, sobre todo de Alemania, Francia y Reino Unido y de países
musulmanes. Decenas desde lugares tan distantes como Estados Unidos, China y
Australia. A fines del mes pasado The New York Times, citando fuentes de la
inteligencia estadounidense, dijo que la cifra era ya de unos 30 mil.
Esa trasnacional del terror no había llegado a América Latina y el Caribe. Pero en octubre pasado el gobierno de Trinidad-Tobago confirmó que un adolescente originario de ese país fue detenido en Estados Unidos por realizar actividades vinculadas con el EI. Las autoridades de ese archipiélago caribeño dijeron que el joven era parte de una corriente de nacidos en el Caribe que se estaban uniendo al fanatismo islamico.
Entre octubre y noviembre al menos dos
videos con las señas de identidad del EI mostraron reclutas procedentes de
Trinidad-Tobago, una república parlamentaria exportadora de petróleo, situada
frente a la costa de Venezuela. Su población practica numerosas religiones,
principalmente la católica y la hinduista y tiene una pequeña minoría
musulmana.
A raíz de la detención y los videos, The
Caribbean Council, un centro de investigación sobre él área con sede en Londres
y patrocinio de empresas privadas, volvió a reclamar la máxima atención sobre
el caso.
Recordó que países caribeños venden abiertamente sus pasaportes, que
la cuenca del Caribe es la region más dependiente del turismo y que a esta zona
llegan cada años unos 25 millones de personas de todo el mundo.
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