La imposición del requisito de visa para los cubanos, que Ecuador anunció este jueves, es un pequeño paso en un largo camino, aunque no resuelve la crisis regional abierta por la concentración de migrantes en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua.
En cambio, la decisión muestra los costos e implicaciones que tendrá cada movimiento en este conflicto, por modesto que sea.
La visa no tiene una función regulatoria, sino disuasiva. Lo dijo el vicecanciller ecuatoriano en funciones, Xavier Lasso: su gobierno trata de “parar esta tendencia migratoria que pone en riesgo a hombres, mujeres, niños y niñas”.
Lasso ilustró el fenómeno con estos datos: en enero de 2014 llegaron a Ecuador 753 cubanos; en enero de 2015 fueron dos mil 502. “Es una fuerte tendencia. Algunos se quedan, pero la mayoría se va a Estados Unidos”.
Es posible, en efecto, que la tendencia se frene y que en consecuencia se reduzca el riesgo de una nueva aglomeración de migrantes del tamaño de la que está en curso en Costa Rica, ahora de más de tres mil personas.
Cubanos en la frontera Costa Rica-Nicaragua
Desde el primero de diciembre los cubanos que quieran viajar a Ecuador tendrán que llenar por vía electrónica un formulario en el portal www.consuladovirtual.gob.ec; no pagarán la solicitud, pero sí el visado, que cuesta 30 dólares.
El vicecanciller en funciones de Ecuador, Xavier Lasso (izq.) habla a la prensa
Como parte de los requisitos para una visa turística, Ecuador pide demostrar solvencia económica. Es decir, la capacidad de la persona para moverse en el extranjero, documentada con cuenta bancaria o tarjeta de crédito. Esta política estará en continua evaluación y el Ministerio de Relaciones Exteriores revisará “caso por caso”, dijo Lasso.
Sin embargo, suponiendo que haya cubanos que logren franquear esas barreras, no hay ninguna garantía de que, aún con el sello en el pasaporte, ya en suelo ecuatoriano eviten seguir el camino hacia el norte.
Aún es pronto para saber cuál será el impacto de la visa ecuatoriana sobre la migración cubana en el continente. Lo que sí se advierte desde ahora es el nuevo golpe a la política de “ciudadanía universal” del Ecuador.
La Constitución de 2008 prevé “el principio de ciudadanía universal, la libre movilidad de todos los habitantes del planeta y el progresivo fin de la condición de extranjero como elemento transformador de las relaciones desiguales entre los países, especialmente Norte-Sur”.
La traducción práctica de este precepto es la liquidación generalizada de visados.
Pero desde la expedición de la norma se ha producido una avalancha de viajeros de todo el mundo hacia Ecuador, con un patrón migratorio similar: el país se convirtió en trampolín para brincar a Estados Unidos o a Brasil.
Así que el gobierno de Quito reinstauró visados para algunas nacionalidades de Asia y África. Ahora le toca a Cuba.