El Consejo de Seguridad de la ONU resolvió el 25 de enero establecer la misión política y desarmada que pidieron el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC para verificar el cese del fuego y las hostilidades bilateral y definitivo y la dejación de armas.
La misión tendrá un mandato de 12 meses y será parte de un mecanismo tripartito, junto con el gobierno y la guerrilla.
Dos días más tarde, el 27 de enero en Quito, la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe manifestó la disposición del bloque a integrar la misión, como también pidieron las partes colombianas.
Y el jueves 3 de febrero el presidente Barack Obama recibió a Santos en la Casa Blanca para celebrar los 15 años del Plan Colombia. Ahí anunció otro programa, llamado Paz Colombia.
El primero fue un proyecto de casi 10 mil millones de dólares declarado antinarcóticos y contra la violencia, que devino una operación contrainsurgente con el impulso de la política que se desprendió del 11-S y se extendió bajo los mandatos de tres presidentes (Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y Santos).
El segundo se anuncia como un programa de asistencia para la seguridad, la reparación de las víctimas y el fortalecimiento de los sistemas de justicia, con una partida inicial de 450 millones de dólares (que aún debe aprobar el Congreso), independiente del proyecto de desminado, en el que Estados Unidos participa con Noruega
Paz Colombia mantendrá el objetivo contra las drogas y respaldará la incorporación de las FARC a la vida civil.
Una pregunta clave en este caso es qué tanto repetirá el nuevo proyecto al viejo.
El Plan Colombia logró debilitar a la guerrilla, al modernizar a las fuerzas armadas colombianas, mejorar su destreza y darles ventaja táctica por aire, en particular con el empleo masivo de helicópteros.
Pero no logró abatir el narcotráfico. El más reciente informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito encontró que entre 2013 y 2014 habían aumentado los cultivos de coca en 44 por ciento y la producción de cocaína en 52 por ciento.
Bajo el Plan Colombia se fumigaron zonas de cultivo con glifosfato, un químico que
fue descrito como probablemente cancerígeno por una agencia de la Organizaciòn Mundial de la Salud, lo cual llevó a que se suspendiera su aplicación.
Al mismo tiempo, el programa abrió un amplio expediente de violaciones a los derechos humanos, como los miles de casos de "falsos positivos", o víctimas civiles inocentes que en su momento fueron presentadas como guerrilleros caídos en combate.
Las negociaciones de paz tienen componentes que apuntan más a una reforma del Estado y la reconstrucción del tejido social que a un refrendo del militarismo. Pero la pregunta vale.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario