Llevó dos años de
negociaciones secretas concertar la reunión del viernes 11 de febrero en La
Habana entre el Papa Francisco y el patriarca ortodoxo ruso Kirill,
según explicó el jefe de la Iglesia Católica.
El peculiar relato
ocurrió en una reunión en la residencia de Jorge Bergoglio, la Casa
Santa Marta, que inicialmente reseñó Corriere della Sera. La
agencia católica Zenit hizo
un resumen en español.
“Sólo he dicho que quería encontrar y volver a abrazar a mis hermanos ortodoxos”, dijo el pontífice, en una fórmula que resulta modesta para el significado del encuentro, primero de su tipo desde el cisma que separó a las dos grandes confesiones cristianas hace más de 900 años.
un resumen en español.
“Sólo he dicho que quería encontrar y volver a abrazar a mis hermanos ortodoxos”, dijo el pontífice, en una fórmula que resulta modesta para el significado del encuentro, primero de su tipo desde el cisma que separó a las dos grandes confesiones cristianas hace más de 900 años.
La persecución de
cristianos por yihadistas en Medio Oriente y África es un punto de
convocatoria urgente, pero Francisco ofreció además algunos trazos
de su pensamiento sobre el mundo.
Mostró su inquietud
por tres puntos centrales, las
guerras, las migraciones y el terrorismo.
En
un momento de virtual guerra fría y
sanciones occidentales a Rusia por su actuación en Ucrania y
Siria, el Papa reflexionó que la Santa Sede y ese país tienen “en
parte” una convergencia de puntos de vista.
“En
parte”, insistió, porque Moscú “tiene sus intereses”.
Más
aún, dijo que Occidente debiera hacer una autocrítica por su
intervención en la primavera árabe
y usó la metáfora de que son los puentes, no los muros, los que
ayudan a la paz.
“Pensemos en el de
Berlín. Parecía eterno y sin embargo...¡puff!, un día se ha
caído”, dijo el Papa.
A
pesar del perfil religioso que tiene el encuentro en La Habana, es
imposible no preguntarse cómo puede impactar un diálogo entre dos de
los líderes espirituales más influyentes del mundo.
La elección de la sede tuvo su propio perfil político. Un alto dignatario ortodoxo, el metropolita Hilarión -uno de los negociadores del cónclave, según Francisco- dijo el jueves 11 en Roma que Kirill no quería celebrar la reunión en Europa, porque se asocia el continente a “la grave historia de las divisiones y conflictos entre los cristianos”.
La elección de la sede tuvo su propio perfil político. Un alto dignatario ortodoxo, el metropolita Hilarión -uno de los negociadores del cónclave, según Francisco- dijo el jueves 11 en Roma que Kirill no quería celebrar la reunión en Europa, porque se asocia el continente a “la grave historia de las divisiones y conflictos entre los cristianos”.
La
sede cubana es la de un gobierno aliado de Rusia y tan cercano al
Vaticano como para que haya sido Francisco quien dio el impulso
decisivo al deshielo entre Wahington y La Habana.
En
las visitas papales suele rizarse el rizo sobre si es una gira
pastoral (la del jefe de la Iglesia Católica) o una de Estado (la
del jefe de Estado del Vaticano).
El
laico católico cubano Roberto Veiga, especialista en la legalidad eclesiástica, dice que “cualquier visita de
cualquier Papa a cualquier país integra lo espiritual, lo social y
lo político, aunque siempre debería estar obligado a tratarlos con
ribetes pastorales.
“La
realidad y la práctica han impuesto que cualquier Papa para visitar
cualquier país, debe recibir la invitación oficial del mismo, y no
sólo la eclesiástica. En tanto, todas las visitas son además
oficiales”.
“Lo
contrario, esa diferenciación casi siempre pretendida, no es más
que otro de esos “cinismos” (uso este término porque no
encuentro otro menos peyorativo y quiero ser lo más preciso posible)
a los que nos tiene acostumbrado la historia de la humanidad”.
Las
anteriores visitas papales a la isla pudieron leerse en distintas claves. En
1998 Juan Pablo II resumió: “Que Cuba se abra al
mundo, con todas sus magníficas posibilidades, y que el mundo se
abra a Cuba”.
En
2012 Benedicto XVI llegó con la reforma interna en marcha
y ofreció sus oraciones “para que ustedes sigan adelante y Cuba
sea la casa de todos y para todos los cubanos, donde convivan la
justicia y la libertad, en un clima de serena fraternidad”.
El
mensaje de Francisco en 2015 fue su itinerario: de La Habana a
Washington. En su segunda estancia parece que trae a la mesa todo un
mapamundi.
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