El resultado preliminar de las legislativas en Venezuela muestra un
vuelco social y político en ese país, el primero de su alcance
desde el ascenso de Hugo Chávez al poder en 1999.
Aún
con un número de escaños por definir, la oposición tenía 99
diputados, más del doble de los 46 del Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV).
Si el PSUV obtuviera las 22 diputaciones en disputa, de todas formas se quedaría en
minoría.
En
el periodo chavista -y en su prolongación, bajo el mandato de
Nicolás Maduro- el electorado venezolano ha estado dividido más o
menos en tres tercios: el oficialismo, la oposición y los indecisos (o abstencionistas)
Es
posible que la polarización del país haya llegado a un estado en el
que los indecisos tomaron partido o bien concluyeron que era
imperioso hacer sentir su opinión o hubo una fuga de votos chavistas o todo a la vez.
Este
fenómeno se aprecia en la cantidad de votantes: 74.25 por ciento del
electorado, arriba del 66.41 de la elección legislativa anterior.
Estas
fueron las segundas elecciones parlamentarias bajo la ley electoral
de 2009, que estableció un sistema mixto y paralelo.
Por
esas reglas, los diputados se eligen por dos vías: por candidatos
individuales y por listas de partidos. Pero, a diferencia de otros
casos (como el de México), en Venezuela el resultado de una boleta
no afecta a la otra. Es decir que un partido puede arrasar en los
distritos y arrasar también en las listas. No hay un mecanismo de
compensación o de corrección de la mayoría.
El resultado de este domingo 6 de diciembre muestra, en consecuencia, que la oposición logró una votación nacional, más allá de sus enclaves urbanos tradicionales.
El resultado de este domingo 6 de diciembre muestra, en consecuencia, que la oposición logró una votación nacional, más allá de sus enclaves urbanos tradicionales.
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