Al final el presidente Andrés Manuel López Obrador corrigió la versión que mantuvo a lo largo de su mandato y aceptó que en México hay producción de fentanilo.
En la entrevista que ofreció a CBS y que se transmitió el domingo pasado, la periodista Sharyn Alfonsi le preguntó si estaban equivocados quienes en el gobierno de Estados Unidos decían que los cárteles mexicanos producen fentanilo en masa y lo exportan al país vecino.
“Sí. O más bien, no tienen toda la información, porque el fentanilo también se produce en Estados Unidos”, contestó López Obrador. “El fentanilo se produce en Estados Unidos, en Canadá y en México. Y los precursores químicos vienen de Asia”.
“Pero sí hay componentes de fentanilo, los llamados precursores químicos, que llevan a que se elabore el fentanilo, igual que en Estados Unidos, eso incluso aceptado por la fiscalía de Estados Unidos y lo mismo en Canadá”.
Y enseguida expuso lo que parece uno de los resortes de la versión negacionista, ahora derribada: “Para que no saquen de contexto nuestros adversarios mi respuesta, lo que plantee fue: ‘A ver, ustedes nada más voltean a ver hacia México. Todo es México. ¿Y qué pasa en Estados Unidos?’ Ese es el sentido”.
“Es un asunto en el que tenemos que ayudar todos, no culpar a México”, agregó.
Tácitamente reconoció que antes negaba la producción de fentanilo para evitar que todas las culpas se cargaran a México, quizás para sortear los delirios intervencionistas de los ultras y el pragmatismo de las agencias de seguridad estadunidenses.
También intentaba desinflar la versión que circula en Estados Unidos de que los migrantes son al mismo tiempo traficantes de drogas. “Me importa mucho que el ciudadano de Estados Unidos tenga otra información”, dijo López Obrador el lunes sobre este punto.
Pero ocultar o negar un hecho que era conocido por diversas fuentes llevó a un callejón sin salida con Estados Unidos. Los dos gobiernos arrastraron en los últimos años un choque cada vez más abierto y directo sobre lo que parecía un “eslabón perdido” en la cadena de tráfico de la droga: el lugar de producción.
Con su cambio de narrativa, el presidente mexicano pasa ahora la pelota a su gabinete de seguridad, que queda emplazado a rectificar la omisión que ha sostenido durante cinco años.
El gobierno de México queda con el compromiso de encarar la realidad ante Estados Unidos y de escuchar y discutir nuevos enfoques ante los hechos, ahora reconocidos.
Conferencia del presidente López Obrador con asistencia del gabinete de seguridad, el 19 de marzo de 2024. Imagen tomada de la transmisión en vivo
En los informes de seguridad que rinden las fuerzas armadas, la versión ha sido que a territorio mexicano llegan precursores, sin hablar del proceso en el que esos insumos se “cocinan” y arrojan una sustancia que se convierte en un producto comercial y llega a las calles.
Uno de los episodios de mayor debilidad en la versión mexicana ocurrió en público en Palacio Nacional, el 5 de octubre de 2023, cuando dos secretarias del gabinete mexicano entraron en abierta contradicción.
La titular de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, mantuvo la línea oficial de que en México no se fabrica fentanilo, pero la canciller Alicia Bárcena reconoció que hay en el país laboratorios clandestinos para producirlo.
El peso de los hechos y la presión de Estados Unidos pusieron bajo sitio al relato mexicano, que se tambaleaba con el tiempo.
Entre abundantes declaraciones públicas de funcionarios estadunidenses, estuvo la del fiscal general, Merrick Garland, quien reiteró que los cárteles fabrican la droga en territorio mexicano. Lo hizo en la misma conferencia de prensa de Palacio Nacional, donde las secretarias mexicanas se contradecían, tras el Diálogo de Alto Nivel sobre Seguridad entre ambos países.
Hay informes de incautación creciente de fentanilo, 8 mil 206 kilos en lo que va del gobierno, y del hallazgos de máquinas para fabricar tabletas. También reportes de la destrucción, hasta el pasado 18 de marzo, de 2 mil 459 laboratorios clandestinos.
En febrero pasado la Secretaría de Marina reveló la destrucción en Sonora de lo que llamó un “megalaboratorio”, el mayor descubierto hasta entonces. En estos casos, la versión oficial siempre ha sido que se trata de fábricas de metanfetaminas.
Semar localiza y desmantela mega laboratorio de generación de drogas. Secretaría de Marina.
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