La
migración indocumentada por la frontera México-Estados Unidos
cambió de rostro en los últimos años: hay menos mexicanos y más
centroamericanos y migrantes de otros países y regiones.
Estas
tendencias son conocidas y el Instituto de Politica Migratoria (MPI)
de Washington acaba de publicar un informe que precisa componentes
del nuevo mapa.
El reporte de la investigadora Jessica Bolter dice que el punto de giro
fue entre 2015 y 2016.
De
la nueva realidad apunta la autora que el fin de la política de pies
secos-pies mojados para los cubanos, el 12 de enero de 2017,
impactó de inmediato: sólo 279 se presentaron en la frontera de
Laredo en la segunda quincena de enero; todos fueron rechazados como
inadmisibles.
En
enero de 2016 por el mismo lugar entraron tres mil 846 originarios de
la isla.
Igual
que con los cubanos, Estados Unidos -aún con Obama- cambió de
política y empezó a rechazar y a deportar haitianos.
Además,
al cierre de fronteras en Europa, africanos y asiáticos están
llegando al continente americano para seguir viaje hacia el norte.
Los
países de procedencia de mayor incremento en el tránsito son India,
Nepal, Ghana y República Democrática del Congo.
El
nuevo escenario es el de países que antes eran de tránsito y ahora
son receptores netos de migración.
Haitianos ante una oficina de Migración de México, en Tijuana. Foto Afp
Los
migrantes están varados a lo largo del recorrido o aglomerados en
centros de detención o albergues y los gobiernos de la región no
tienen una política clara ni armónica: hay quienes piden visa y
quienes no; varios cerraron frontera y se ha extendido la deportación
de irregulares.
Se
conoce la endurecida posición de Estados Unidos con Trump, pero en
los últimos meses de Obama, cita la investigadora del MPI, la
detención de migrantes fue creciente hasta los 41 mil en noviembre
pasado, con un notable aumento de haitianos, 4 mil 400 ese mes.
(En
México es notoria la concentración de haitianos en Tijuana).
La
parte más atractiva del informe de Bolter es la que se refiere a los
retos a futuro.
Dice
que, al margen de los actuales movimientos de los gobiernos, los
impulsos para la emigración no se van a eliminar rápidamente.
El
deterioro de Brasil seguirá impulsando a las decenas de miles de
haitianos a seguir camino. Haití mismo es un foco de expulsión de
población, con los efectos del huracán Matthew y el cólera.
Africanos
y asiáticos huyen de la pobreza y de la persecución. Por último,
considera la investigadora, los cubanos quieren buscar un mejor
horizonte económico a través de sus intrincados lazos familiares en
Estados Unidos, tejidos durante más de un siglo, los cuales no se
disolverán con el fin de pies secos-pies mojados.
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