Del Gran Caribe.

lunes, 13 de octubre de 2025

Venezuela más allá del Nobel



  En la crisis con epicentro en Venezuela pueden apreciarse tres componentes: el vacío de legitimidad del régimen, el foco de tensión abierto por Estados Unidos y el alineamiento progresivo de Nicolás Maduro con China.

  Los tres se influyen y, según las circunstancias, uno se sobrepone a los demás.

  Bajo presión interna y externa, Maduro aceptó sucesivamente en 2023, en Qatar y Barbados, sendos acuerdos con Estados Unidos y con la oposición para realizar elecciones generales con garantías para todos los actores y aliviar la presión estadunidense.



Nicolás Maduro durante ejercicios militares en Venezuela. Imagen tomada de la cuenta de Nicolás Maduro en Telegram


  Pero el régimen inhabilitó a la candidata presidencial María Corina Machado y luego a su sucesora, Corina Yoris. Más de dos años después no hay resultados oficiales de los comicios de parte de la autoridad pertinente, el Consejo Nacional Electoral. 

  La oposición exhibió copias de actas según las cuales ganó su candidato Edmundo González, pero Maduro tomó el control del régimen en enero de 2025. 

  Casi dos meses después del despliegue naval frente a las costas venezolanas, la tensión no ha hecho más que escalar. La ofensiva de Donald Trump es un regreso a la diplomacia de las cañoneras del siglo XIX: al menos ocho buques de guerra, un submarino, cerca de 10 mil efectivos en la zona y civiles no combatientes muertos sin base legal alguna. La reacción venezolana incluye la alerta en las fuerzas armadas y emplazamientos en la zona costera y centros estratégicos.




Diosdado Cabello, ministro del Interior, pasa revista a tropas venezolanas en octubre de 2025. Foto tomada de la cuenta de Telegram de Nicolás Maduro


The New York Times informó que Trump ordenó a su enviado especial, Richard Grenell, que dejara de negociar con Maduro.

  El diplomático había logrado a principios del año la liberación de estadunidenses presos en Venezuela y la recepción de migrantes deportados, a cambio de presos venezolanos recluidos en El Salvador y una nueva licencia para la petrolera Chevron en el país sudamericano. 

  Si en los últimos meses Washington mantenía abiertas dos vías hacia Caracas, ahora la opción pragmática se debilita y cede el paso a la mano dura.

  La exposición de fuerza contrasta con el más reciente informe de la agencia estadunidense antidrogas (DEA), de 2024. En ninguna parte aparece Venezuela ni el supuesto Cártel de los Soles, presunto objetivo de la movilización en el Caribe.

  El Informe Mundial sobre Drogas 2024 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) tampoco cita a Venezuela como un país relevante, aunque sí de tránsito. Pero señala al corredor del Pacífico, no al Caribe, como la principal ruta de la cocaína desde Sudamérica a Estados Unidos.

  La presión estadunidense, que se endureció desde el primer gobierno de Trump, ha llevado a Maduro a buscar opciones de sobrevivencia, entre ellas China.

  La Franja y la Ruta tienen significativos enclaves en Sudamérica: el puerto Chancay, en Perú; la Estación del Espacio Lejano, en Argentina o los campos de paneles solares en Brasil.

  Apenas tomó posesión en su segundo mandato, Trump libró su primera batalla. Consiguió que Panamá renunciara a la Ruta de la Seda; que el fondo Black Rock comprara la mayoría de dos puertos, antes propiedad china, en los extremos del Canal y que el gobierno de José Raúl Mulino cancelara otros proyectos chinos.

  En los últimos dos años hubo un repunte de la relación política entre Caracas y Pekín. Maduro y Xi Jinping se han reunido dos veces en ese lapso. Los gobiernos firmaron el pacto que los chinos reservan para sus socios de más alto nivel (“Asociación Estratégica a Toda Prueba y Todo Tiempo”) y se multiplicaron las visitas mutuas. China reconoció de inmediato la proclamación de Maduro.

  La relación económica, que era modesta, creció en este último tramo. Hay señales de que buena parte de las exportaciones petroleras venezolanas, restringidas por las sanciones estadunidense, ahora van a China. Y de que una empresa china iniciará un gran proyecto de explotación en el lago Maracaibo. La bandera roja ondea en la mayor reserva petrolera del planeta.



  


                                               María Corina Machado. Foto Afp



  El Nobel a María Corina Machado tiene que verse dentro de este entramado. El premio es un respaldo simbólico que dispara la visibilidad de la dirigente opositora más influyente y con mejores resultados en la lucha civil en más de una década. Estimula a sus simpatizantes, que la siguen incluso con posiciones extremas, como su afinidad con Trump. 

  El comité noruego argumenta su fallo, entre otras causas, en que Machado "ha contribuido a la unión de la oposición en su país, se ha opuesto firmemente a la militarización de la sociedad venezolana y ha mantenido su apoyo constante a una transición pacífica hacia la democracia (...) ha demostrado que los instrumentos de la democracia son también instrumentos de la paz". 

  En contraste, Maduro ha perdido reconocimiento internacional, incluso en América Latina. Se ha vuelto un veterano en la violación de acuerdos. Dos de sus vecinos fronterizos, Guyana y Trinidad Tobago, son partidarios de una intervención estadunidense. Sus respaldos fuertes están en el otro extremo del mundo.

  Si hace semanas el despliegue estadunidense parecía un recurso disuasorio, hoy parece más una posibilidad de escalamiento, aunque no está claro hasta dónde. La pregunta es si a Trump le bastará con ahuyentar a China o también irá por el cambio de régimen. 

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Etiquetas: china, donald trump, maria corina machado, nicolas maduro, premio nobel, venezuela

viernes, 19 de septiembre de 2025

1985: El día que desapareció la capital de México

 




  Durante algunas horas de la mañana del 19 de septiembre de 1985, el mundo creyó que había desaparecido la capital de México.

  El terremoto destruyó la infraestructura de comunicaciones de la ciudad, con impacto en gran parte del país.

  Toda la telefonía quedó suspendida de inmediato en la zona metropolitana, igual que la telegrafía y el servicio de microondas. En los estados vecinos quedó inactiva la larga distancia.

  Ni las embajadas, ni los organismos internacionales ni los corresponsales de medios extranjeros podían reportar a sus respectivas sedes lo que realmente estaba pasando. 

  El sismo también causó destrucciones en estados de la costa del Pacífico y dañó severamente carreteras, vías férreas, puertos y aeropuertos de la zona afectada. Hubo derrumbes en la sede principal de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.




 

El edificio de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, tras el sismo del 19 de septiembre de 1985. Fotograma de El centro SCOP y los sismos de Iván Salcido



  El satélite mexicano Morelos I, que apenas había sido puesto en órbita en junio del mismo año, permitió mantener al aire la televisión estatal.

  Las oficinas de varias agencias internacionales de prensa estaban en una zona del centro de la ciudad fuertemente dañada, en el Paseo de la Reforma y sus cercanías. Los destrozos en los edificios también eran un obstáculo para el trabajo.

  Para decenas de reporteros de medios extranjeros no quedaba más remedio que buscar alguna posibilidad de transmisión en el Club de Corresponsales, un lugar accesible, cerca de Reforma.

  El local era una vieja casa de tres pisos, bien acondicionada, con teléfonos y una sala de télex, lo que entonces eran las ventanas al mundo.

  El télex era un sistema de comunicaciones de punto a punto a través de señales binarias similares al telégrafo. Cada usuario tenía una terminal con un teclado. El texto que se transmitía  aparecía de inmediato en un rollo de papel que avanzaba y se podía leer en una pantalla luminosa.



Un télex Olivetti T300. Imagen tomada del sitio museotelecomvlc.webs.upv.es



  Pero aquella mañana también en el Club de Corresponsales los teléfonos y las máquinas de télex estaban inservibles. Era una crisis encima de la otra: la infinita y devastadora realidad que había que reportar y la nula posibilidad de hacerlo.

  Serían pasadas las 10 de la mañana cuando el tumulto de corresponsales de pronto se concentró en un rincón, en el que parecía funcionar uno solo de los télex.

  Sobre los gritos y empujones se impuso la voz de un veterano colega yugoslavo que dijo lo único sensato en ese momento: hacer una fila, que cada quien haga tres intentos. Y si al tercer intento no entra la conexión, pasa el siguiente. Sin tiempo ni ánimos para discutir variantes, todos acataron y se iniciaron los ensayos.

  Al fin funcionó una conexión. El afortunado corresponsal que logró un enlace a La Habana tuvo que improvisar su despacho ahí mismo, tratando de recordar, para escribir con cierta coherencia, todo lo que había visto en un recorrido a pie por las calles destruidas de la ciudad.

  Como si fuera una obra coral, los colegas se asomaban al texto y le gritaban, casi le ordenaban al corresponsal, que pusiera lo que le falltaba: que si no hay cifras, que el daño es incalculable, que no hay una versión oficial, que el derrumbe del hotel Regis, que se cayeron las comunicaciones…

  Poco a poco hubo otros intentos y, por fin, el mundo pudo enterarse a trazos gruesos de lo que pasaba en México, Distrito Federal, en uno de los desastres naturales que más hondo han calado en la historia reciente del país. 

  A falta de opciones para transmitir desde alguna ciudad cercana, la agencia Associated Press y la cadena televisiva CBS pudieron rentar un vuelo privado a Texas y desde ahí enviar al exterior, con más holgura, relatos más amplios de aquel terrible amanecer.

  Pero en todas las horas previas, desde que cesaron las comunicaciones, apenas ocurrido el sismo a las 7:19, 

en el mundo circuló la versión de que la antigua Tenochtitlán había desaparecido.

  Al día siguiente, 20 de septiembre de 1985, la comunicación mejoraba. Funcionaba un teléfono con larga distancia en el Club de Corresponsales y eventualmente alguna de las terminales de télex.

  Por la tarde acudió al Club el subsecretario de Gobernación, Fernando Pérez Correa, para ofrecer el parte oficial hasta ese momento: los datos, las cifras, la ayuda exterior, los aeropuertos, el mensaje del gobierno…

  Pasaban las 7 de la noche y Pérez Correa contestaba preguntas, cuando la escalera de madera de la vieja casa de la calle Pánuco empezó a crujir y las lámparas y el piso se movían. Vino un apagón y los autos de un estacionamiento vecino se estrellaban entre sí.

  Un segundo sismo hizo que la sala de conferencias, repleta de corresponsales, de pronto quedara vacía. Todo el mundo salió en tropel a la calle, a la oscuridad y al desazón.

  Minutos más tarde, muchos hacían de nuevo la fila ante el único teléfono del Club que todavía funcionaba…




    



  

  



     


















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miércoles, 10 de septiembre de 2025

Caribe: las cartas de Trump y las de Maduro

 




  En su segundo mandato Donald Trump abrió dos líneas de acción hacia Venezuela: una pragmática y otra de mano dura.

  Primero frenó la operación de petroleras estadunidenses y la presión llevó a Venezuela a buscar el auxilio chino.

  El protagonismo del adversario y las quejas de sus empresas hicieron que Trump renovara las licencias. Los gobiernos intercambiaron presos y el aeropuerto de Maiquetía recibe uno o dos vuelos semanales con migrantes deportados. En toda esta negociación el hombre de Washington es Richard Grenell, enviado especial para misiones especiales.

  En la segunda tendencia, Trump desató una ofensiva propagandística y diplomática que culminó con el actual despliegue militar. 



El destructor USS Sampson, asignado al despliegue en el Caribe. Foto Armada de Estados Unidos


  Al mismo tiempo, se acerca a su fin un litigio de unos ocho años, destinado a despojar a PDVSA de la refinería Citgo, con sede en Estados Unidos, un negocio de entre 11 mil y 13 mil millones de dólares. Una subasta puede concluir con la liquidación del mayor activo venezolano en el exterior, en beneficio de deudores y tenedores de bonos.

  El principal vocero de la línea dura ha sido Marco Rubio. Además de secretario de Estado, es el consejero nacional de Seguridad interino desde mayo pasado.

  Ambas líneas están activas, no hay una operación monolítica. Pero mientras la vía pragmática fluye con soluciones de continuidad, es difícil saber hacia dónde va el desplazamiento de buques de guerra.


Escenario externo


  Por su parte, la decisión de Nicolás Maduro de retener el poder sin mostrar resultados de la elección de julio de 2024, le causó reacciones adversas de decenas de países.

  En la región sólo tiene el apoyo explícito de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), el bloque integrado por Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Granada, Nicaragua, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas y Venezuela.

  En una cumbre virtual, el grupo rechazó el despliegue de Estados Unidos y lo calificó de amenaza a la paz y violación del derecho internacional.

  Más tarde, cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), también en encuentro virtual, expresaron apenas su “profunda preocupación” por los hechos. 

  Sólo firmaron la declaración 19 de los 33 miembros del organismo: los diez del ALBA más Barbados, Belice, Brasil, Chile, Colombia, Honduras, México, Surinam y Uruguay.

  En una reunión virtual más, esta de los BRICS, Lula criticó: "La presencia de fuerzas armadas de la mayor potencia mundial en el mar Caribe es un factor de tensión incompatible con la vocación de paz de la región”.

  Venezuela no tiene relaciones con Paraguay y Perú y con al menos otros seis países su trato está en mínimos, entre ellos Brasil y Chile.

  Peor aún, Ecuador y Paraguay han expresado su abierto respaldo a la operación militar. También lo hizo Trinidad y Tobago, el archipiélago petrolero que además se apresuró a ofrecer libre paso a Estados Unidos en el caso de un conflicto armado por la disputa del Esequibo entre Venezuela y Guyana.

  Y Guyana, que ya estaba en la primera línea de confrontación por ese diferendo, unió su demanda territorial con lo que llamó el “nuevo entorno”.

   México, con su abultada y conflictiva agenda con Estados Unidos, no ha dicho una palabra sobre la crisis. La presidenta Claudia Sheinbaum y el canciller Juan Ramón de la Fuente, se limitan a citar la Constitución y a evadir así una definición.

  Tampoco ha sido claro el gobierno mexicano sobre la relación bilateral. Su presencia en la asunción de Maduro, en enero pasado, fue al más bajo nivel posible, a través del embajador en Caracas.

  Esta división latinoamericana reduce los costos políticos regionales de la incursión estadunidense.

  Bajo la presión del norte, Venezuela ha fortalecido alianzas fuera de la región. Para Rusia es su “aliado estratégico más importante en América Latina”, con una fluida colaboración en defensa y seguridad. Para China es el principal receptor sudamericano de inversión.

  Es decir que el desafío estadunidense salpica a Moscú y a Pekín, que ya manifestaron su rechazo a la incursión naval. También es un disuasivo para posibles inversionistas en la industria petrolera de Venezuela, con infraestructura y finanzas dañadas por años de sanciones, pero capaz de impactar precios y  mercado como la mayo reserva de hidrocarburos que es en el mundo. 

    

Cartas de navegación 


  Las cartas están tiradas sobre una porción del Caribe. Con un clima nacionalista fortalecido, Maduro moviliza a sus fuerzas armadas, convoca a los reservistas y refuerza la milicia.



Nicolás Maduro con milicianos venezolanos en agosto de 2025. Foto Telesur


  La crisis puede prolongarse como una amenaza estadunidense  o como un grave incidente con daños materiales, con ánimo de buscar un desgaste o una sobrerreacción venezolana. 

  Si fuera un real enfrentamiento al narcotráfico, no hay cómo entenderlo en un tramo con bajo registro de trasiego de droga, en contraste con las salidas desde Colombia y el movimiento en el corredor el Pacífico. Ni cómo explicar el uso de recursos convencionales de gran calado ante fuerzas irregulares, que por décadas han mostrado capacidad para cambiar de itinerarios y medios.

  La movilización puede ser parte del mensaje belicista de la Casa Blanca, con su nueva “Secretaría de Guerra”. Pero, sobre todo, a diferencia de los golpes quirúrgicos que han ejecutado otros presidentes de Estados Unidos desde el 9/11, Trump experimenta el escalamiento de la fuerza en una nueva misión, el “narco-terrorismo”, no importa si se basa en hechos o en discursos.  

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lunes, 18 de agosto de 2025

Trotski, Padura y los silencios de la historia

 


 León Trotski fue asesinado en Coyoacán el 20 de agosto de 1940, hace 85años. Con El hombre que amaba los perros (2009), Leonardo Padura removió losas que cubrían secretos históricos derivados del crimen, con resultados a veces sorprendentes.



Llegada de León Trotsky y Natalia Sedova a México el 9 de enero de 1937. Fondo fotográfico Enrique Díaz, Archivo General de la Nación, México



  Como el novelista cubano relata en Agua por todas partes (2023), la caída del Muro de Berlín precipitó, entre tantas consecuencias, la apertura de archivos de Moscú, “catacumbas de información sobre las cuales se lanzaron decenas de investigadores y estudiosos”.

  Esa apertura cimbró a la sovietología. En su propia experiencia, Padura se enfrentó a una paradoja: de Trotski había información abrumadora, pero de Ramón Mercader, su asesino, sólo una biografía “a duras penas conocida y en muchos de sus pasajes bastante ficcionada”.

  Antes de que el autor imaginara la novela, ya se habían ido a la tumba, sin contar todo lo que sabían, dos de las mujeres más cercanas a Mercader: Roquelina Mendoza, su esposa mexicana, y Sylvia Ageloff, la trotskista estadounidense a quien el catalán sedujo para llegar al círculo íntimo del fundador de la IV Internacional.

  El músico Harold Gramatges (1918-2008) era el embajador cubano en París en 1960, cuando Caridad del Río, madre de Mercader y pieza clave en el crimen, llegó a pedir empleo y se quedó como secretaria de la misión.

  Padura cuenta que el artista le dijo que no guardaba “ninguna memoria precisa” de aquella mujer. “No sé si el maestro Gramatges me mentía o me decía la verdad”, dice el novelista, quien, sin embargo, pudo rastrear una “larga relación del músico y su esposa con Caridad después del 60 y que se extendió hasta la muerte de la agente”.

  El cineasta cubano Tomas Gutiérrez Alea, Titón, (1928-1996), se encontró por la calle a Mercader con sus dos soberbios perros rusos, sin saber quién era en realidad ese republicano español, que paseaba por el barrio habanero de Miramar.

  Su dueño accedió a prestarle al realizador los borzoi, para la filmación de Los sobrevivientes (1979). Un hecho fortuito, al final de la vida de Titón, lo volvió a conectar con Mercader: una común amistad hizo llegar al cineasta el bastón ucraniano que usó en su momento el agente de Stalin.

  Es posible, conjetura el escritor, que Gutiérrez Alea, en su último tramo en esta tierra, hubiera sabido quién era en realidad el hombre que paseaba a los perros, pero nunca lo contó.

  En La Habana, un oncólogo atendió a Mercader, pero tardó mucho en saber quién era su paciente. Un radiólogo militar supo la identidad del catalán desde que lo empezó a tratar, pero guardó silencio.

  A pesar de todo el secretismo en Cuba, la muerte de Mercader en 1978 “logró atravesar las férreas cortinas del anonimato y el silencio” para llegar a la prensa internacional, recuerda Padura.

  Sólo que la noticia no salió de La Habana. Los primeros reportes son desde Moscú, donde las agencias AP y AFP citaron fuentes allegadas a Luis, el hermano de Mercader, quien vivía en la capital soviética.






Notas de AFP y AP en los diarios mexicanos Excelsior y La Prensa, consultados en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada de la Secretaría de Hacienda, Ciudad de México




  La AFP en Cuba quiso confirmar la versión, pero se topó con un muro. Un despacho de la agencia francesa dijo que “funcionarios gubernamentales encargados de evacuar consultas de los corresponsales extranjeros manifestaron enfáticamente ignorar la presencia en Cuba del asesino de León Trotsky”. 




Nota de AFP en el diario mexicano El Universal, consultado en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada de la Secretaría de Hacienda, Ciudad de México



  La nota agregó que la prensa cubana omitió el asunto y que en los hospitales públicos de La Habana no hubo registro de “ningún paciente llamado Ramón Mercader”.

  Esteban Volkow (1926-2023) era el nieto de Trotski que se salvó de milagro del ataque armado contra su abuelo en la casa de Coyoacán, meses antes del asesinato.

  En la misma casa -hoy museo- en la que Esteban y su abuelo escaparon de una ráfaga de fusilería, Volkow dijo en 2017 que, con su novela, Padura había demostrado la posibilidad de recrear hechos con gran veracidad, por lo que había contribuido a restablecer la memoria histórica.




El nieto de Trotski, Esteban Volkow; el escritor marxista Alan Woods y el novelista cubano Leonardo Padura, el 10 de noviembre de 2017, en la Casa Museo León Trotski. Foto Gerardo Arreola 



  Pero las novedades no han cesado. En su más reciente viaje a México, en el primer trimestre de 2025, Padura escuchó durante una larga cena un impactante relato de cómo descendientes de Liev Davidovich, todavía en el siglo XXI, siguen descubriendo datos del exterminio sistemático que emprendió Stalin contra esa familia y de cómo el miedo ha traspasado generaciones y países.

  La tumba que durante años llevaba en caracteres cirílicos el nombre de Ramón Ivanovich López, por fin recogió al pie de la lápida de mármol la real identidad de quien reposa en el cementerio de Kúntsevo en Moscú, con letras latinas: Ramón Mercader del Río.

  En París otra tumba quizás ya esté vacía, porque los derechos sobre el lote vencieron el 28 de octubre de 2005 y había sido contratada por emisarios de “un país que ya no existe”. Era la de Caridad del Río, la madre de Mercader.

  Un hijo de Mercader, de una relación anterior a la de Roquelia, puede andar ahora por los 70 años. Padura también le hizo llegar mensajes para pedirle su testimonio, pero Arturo López nunca respondió. 

  Todas estas historias removió el novelista en sus investigaciones y las sigue removiendo, porque al parecer no ha dejado de seguir pistas o las pistas ya no dejan de llegarle. Sin embargo, “el síndrome del silencio aún parece perseguir a todos los que estuvieron relacionados con Ramón Mercader”.

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