En su intento por reelegirse con la exclusión electoral de parte de la oposición, Nicolás Maduro entró en una polémica que muestra las discrepancias en la izquierda en América Latina por el curso autoritario de Venezuela.
La discusión expone que Maduro avanza hacia un régimen como el de Daniel Ortega en Nicaragua y que parte de esa izquierda no está dispuesta a respaldar.
En el más reciente debate, la cancillería colombiana expresó “preocupación” por el virtual veto a la aspirante de la opositora Plataforma Unitaria Democrática (PUD), Corina Yoris.
El presidente brasileño Luiz Inacio Lula consideró “grave” esa exclusión. "No quiero nada mejor ni peor para Venezuela, quiero que las elecciones sean hechas como en Brasil, con la participación de todos”, señaló.
Sin citar nombres, Maduro llamó “izquierda cobarde” a quienes “no son capaces de condenar los golpes, los intentos contra la revolución”, con lo que sugería que la oposición representada por la PUD estaba involucrada en planes de atentados contra el propio mandatario.
“No hay izquierda cobarde”, replicó el mandatario colombiano Gustavo Petro. “Hay la probabilidad de, a través de profundizar la democracia, cambiar el mundo”.
Semanas antes, el presidente chileno Gabriel Boric había salido a defender la voluntad democrática del Partido Comunista de Chile (PCCh), socio de la coalición gobernante y que apoya a Maduro.
Boric aclaró, sin embargo, que ha “denunciado en foros internacionales las violaciones a los derechos humanos de un régimen que sin lugar lugar a dudas ha tenido una deriva autoritaria, como es el régimen venezolano”.
El PCCh apoya a Maduro, pero el Partido Comunista de Venezuela rompió con el régimen, pasó a la oposición y terminó “intervenido” judicialmente, lo que en la práctica anuló su vida legal.
La polémica prolonga la que abrió hace meses el ex presidente uruguayo Jose Pepe Mujica. En su más reciente manifestación sobre el caso, el antiguo líder tupamaro dijo que “Venezuela tiene un gobierno autoritario que se pasa para el otro lado”.
Así reaccionó a la detención de la activista Rocío San Miguel, acusada de una conspiración para asesinar a Maduro, y a la expulsión del personal de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
El episodio electoral derribó los Acuerdos de Barbados, suscritos en Bridgetown el 17 de octubre de 2023, que eran compromisos para realizar elecciones generales y aliviar la presión económica de Estados Unidos contra Venezuela.
Noruega fue facilitador del pacto, con Brasil, Colombia, México, Países Bajos y Rusia como acompañantes.
Jorge Rodríguez por el gobierno y Gerardo Blyde por la Plataforma Untaria Democrática firman los Acuerdos de Barbados en Bridgetown, el 17 de octubre de 2023. Foto Afp
Maduro reconoció ahí como interlocutor a la PUD. Junto con garantías para las elecciones, incluso la observación internacional, el primer pacto ordenaba promover “la autorización a todos los candidatos presidenciales y partidos políticos, siempre que cumplan con los requisitos establecidos en la ley venezolana”.
El párrafo tenía nombre y apellido. En septiembre de 2021 la opositora María Corina Machado quedó inhabilitada para ejercer sus derechos políticos, bajo el cargo de haber colaborado en actos en perjuicio del patrimonio nacional, durante el autoproclamado gobierno de Juan Guaidó (2019-2022).
Después de los Acuerdos de Barbados, Machado fue electa como candidata presidencial de la PUD. Luego, con la gestoría de Noruega, promovió un recurso que resultó desechado y su inhabilitación quedó firme.
Hasta ahora se desconoce el texto completo de ambos fallos judiciales, porque el Tribunal Administrativo sólo ha difundido versiones públicas resumidas. La defensa nunca pudo construir un alegato firme.
Con la vía legal cerrada, Machado designó a una sustituta, la académica Corina Yoris, para tener inscrita una candidatura de ese sector opositor dentro del plazo previsto, que venció el 25 de marzo.
Se cayó el sistema...
Lo que siguió fue surrealismo caribeño. La inscripción mediante plataforma digital permitió el registro de Maduro por el Partido Socialista Unido de Venezuela y de otros 12 aspirantes de distintas formaciones. El sistema funcionó…menos para la candidata de la PUD.
A última hora la coalición opositora pudo registrar a uno de sus líderes, Edmundo González Urrutia, cuya suerte como candidato aún está por verse, pues requiere la confirmación del Consejo Nacional Electoral, controlado por el madurismo.
Al hacer creer hace seis meses que respetaría un pacto de competencia electoral equitativa, Maduro incurrió en un engaño múltiple: a la PUD, al facilitador, a los acompañantes, a la sociedad venezolana y al resto de la comunidad internacional.
Durante este semestre Estados Unidos redujo en parte la coerción económica contra Venezuela, con base en el entendimiento general y en particular el segundo acuerdo de Barbados. Con el nuevo curso se sentirá en libertad de reanudar las represalias.