Un grupo académico en Uruguay acaba de dar un nuevo impulso a la discusión que ha realizado la izquierda latinoamericana sobre Cuba.
El Grupo de Estudios sobre las Izquierdas (GEI), de la Universidad de la República de Uruguay, celebró la semana pasada el seminario “Cuba y la izquierda latinoamericana. Una historia de encuentros y desencuentros”.
El debate partió de que, para casi todas las fuerzas de izquierda en América Latina, el triunfo de la revolución cubana en 1959 fue una fuente de simpatía, admiración y referencia y se convirtió en una poderosa imagen simbólica y hasta afectiva.
Para una parte de ese conglomerado fue también una enseñanza y un estímulo para la vía armada. La dirigencia cubana logró conectar con un amplio espectro de fuerzas políticas de la izquierda regional, en ocasiones muy diferenciadas entre sí, e incluso con corrientes más allá del marxismo, como el nacionalismo revolucionario, entre otras.
De acuerdo con las exposiciones, los “encuentros” entre Cuba y la izquierda regional llegaron a incluir circunstancias tan peculiares como las colonias variopintas de exiliados latinoamericanos en la isla, sometidas a una rigurosa compartimentación y con las cuales La Habana se entendía caso por caso.
Una conexión intelectual más amplia ocurrió con la revista Pensamiento Crítico, que se nutrió sobre todo de traducciones de un catálogo diverso de autores de la izquierda mundial.
Algunos expositores recordaron que, en forma minoritaria y marginal, dentro de la izquierda latinoamericana aparecieron críticas tempranas a giros del nuevo poder revolucionario en los sesenta y al régimen político resultante en las dos décadas siguientes. El repaso se extendió hasta los años noventa, con algunos enfoques novedosos y, quizás por el origen del encuentro, con énfasis en el Cono Sur.
Los organizadores del seminario fueron Aldo Marchesi, Franco Morosoli, Julieta de León y Jimena Alonso. Entre otros participaron Tanya Harmer, Cecilia Lacruz, Vanni Pettinà, Rafael Rojas, Cristina Tortti y Michal Zourek (con un interesante rastreo en los archivos de la policía política checoslovaca).
Este seminario coincidió en el tiempo con una publicación reciente en La Joven Cuba, una revista electrónica que producen académicos en la isla, en este caso sobre un debate contemporáneo, el del ejercicio de las libertades públicas en la isla.
El artículo reseña, entre otras, una polémica en Puerto Rico entre la periodista, activista y académica Mari Mari Narváez, hija del líder histórico del independentismo Juan Mari Bras y los docentes universitarios Carlos Rivera Lugo y Carlos Severino.
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La controversia parte de la defensa de Mari del derecho del pueblo cubano a expresarse y manifestarse y su crítica a detenciones arbitrarias, juicios sumarios y el encarcelamiento de personas que han protestado pacíficamente.
La réplica de los académicos es que a la autora “le preocupa más los derechos individuales abstractos de unos pocos por encima de los derechos colectivos concretos de todo un pueblo que lleva sobre 60 años resistiendo y sufriendo las inhumanas consecuencias del bloqueo y el embargo estadounidense”.
El autor de la reseña, el profesor de historia puertorriqueño, Carlos Pabón Ortega, toma partido por Mari y reprocha a los impugnadores que desdeñen las luchas históricas por los derechos humanos y que olviden que en Cuba la nueva Constitución reconoce garantías individuales y sociales a las que se acogieron los manifestantes.