Con su plan para reducir al extremo la migración venezolana, Estados Unidos aniquiló su propia iniciativa de cuatro meses antes y optó por una vía unilateral, a la que forzó a México a subordinarse.
La Declaración de Los Angeles sobre Migración y Protección fue suscrita por los asistentes a la IX Cumbre de las Américas, en junio pasado.
Aunque no es vinculante, parecía un marco adecuado para un compromiso hemisférico, con la meta de “cooperar estrechamente para facilitar una migración segura, ordenada, humana y regular” y en el que las partes reconocen que “abordar la migración internacional irregular requiere un enfoque regional”.
Por el contrario, el nuevo “filtro” para los venezolanos fue una decisión de Estados Unidos, que otorga apenas 24 mil entradas para un universo de más de siete millones de refugiados.
Migrantes, en su mayoría venezolanos, se alistan para salir de Colombia hacia el Tapón de Darién, en Panamá, con rumbo a Estados Unidos, el 15 de octubre de 2022. Foto Ap
Aún después de descontar los venezolanos que buscan acomodo en Colombia, en México o en otros países, la demanda de entrada a Estados Unidos es muy superior a la oferta de ingresos. El plan de Washington premia a unos pocos y castiga a la mayoría.
Blas Núñez-Neto, funcionario del Departamento de Seguridad Interior, dijo a La Voz de América que esta es una “primera fase” y que Estados Unidos y México van a estar “revisando muy de cerca cómo funciona”, por lo que el número de admisiones podría crecer.
Consultado sobre si el plan puede ampliarse a cubanos o nicaragüenses, respondió que “si funciona y tiene el efecto que esperamos que va a tener, se podría expandir”.
De inmediato México tiene que reaccionar ante el conglomerado de venezolanos que no lograrán cruzar la frontera o que son devueltos y no tienen a la mano ninguna opción de destino.
La opción a la vista en territorio mexicano será el refugio, en la que la nacionalidad venezolana tiene la más alta tasa de admisión.
Sin embargo, no hay nada claro. El canciller Marcelo Ebrard elogió el plan como "positivo", pero de inmediato se desconoce cuál es exactamente la operación que ejecutará México para acoger, si es que lo hace, a las decenas de miles de venezolanos expulsados o rechazados de Estados Unidos o si tiene sobre la mesa una negociación con el gobierno de Nicolás Maduro para que los reciba.